Desde temprana hora, decenas de niños y niñas son enviados a distintas zonas de la capital oaxaqueña para la venta de chicles y dulces. Algunos laboran en pleno Centro Histórico, y otros más se les observa en el Periférico, por la Central de Abasto.
Son niños y niñas de entre 10 y 14 años de edad, que son vistos todos los días por miles de oaxaqueños a plena luz del día, que continúan en sus labores ante la ausencia de denuncias de los mismos ciudadanos.
Aunque en Oaxaca existe el Sistema Local de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (SIDNNA), que en reiteradas ocasiones han señalado su compromiso de garantizar el derecho de este sector de la población, diversos sectores de la sociedad han coincidido en que la entidad requiere de un sistema más fortalecido, que realice denuncias y exija con severidad un alto a la explotación laboral de los menores de edad.
Y es que, aunque no era de su competencia de manera directa, la Fiscalía General del Estado realizó hace unos días el rescate de al menos 56 menores de edad que eran explotados en distintos cruceros de la capital, originarios de Chiapas.
Esta acción marcó un precedente para otras instituciones u organismos del Estado, sobre todo en las que se busca generar el respeto a los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes en el estado de Oaxaca, sin importar su condición social, raza, religión o grupo étnico.
Algunos comerciantes del Centro Histórico de la Ciudad aplaudieron la acción emprendida hace unos días, pero consideraron que más instituciones deben sumar esfuerzos para proteger a los niños y niñas que todos ven en las calles, pero son ignorados.
De los 56 menores rescatados el fin de semana, 12 son niñas y 14 niños (seis de ellos menores de 2 años); así como 15 mujeres adolescentes e igual número de varones, también adolescentes.
