Con ayuda, Quiaviní se recupera en 6 años; sin apoyo, hasta en 20
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Con ayuda, Quiaviní se recupera en 6 años; sin apoyo, hasta en 20

Hace dos años se dejó de apoyar a 14 organizaciones que contaban con preparación y equipo


Con ayuda, Quiaviní se recupera en 6 años; sin apoyo, hasta en 20 | El Imparcial de Oaxaca

Aun cuando se sabía que en este año el país y gran parte del mundo enfrentarían temperaturas más altas debido al fenómeno de La Niña ha faltado preparación para prevenir los incendios forestales, considera Salvador Anta miembro de Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible.

“Mi impresión es que no nos hemos preparado y hemos ido perdiendo capacidades. En algún momento, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) formó organizaciones de silvicultores. En Oaxaca había 14 organizaciones a las que se les había dotado de equipos de radio comunicación, herramientas contra incendios, capacitaciones permanentes”.

Sin embargo, “hace dos años se ha dejado de financiar a las organizaciones de silvicultores y ahora hay mucha reacción (que no prevención)”.

De los incendios, refiere que la mayor parte, un 60 o 70 por ciento, se debe a quemas agrícolas para pasto, ganadería o agricultura del sistema roza-tumba y quema. “El sistema no es tan malo como lo pintan, pero cuando se pierde conocimiento, cuando ya no se conoce cómo y cuándo quemar, se les va ese fuego en sus parcelas”.

Cada año, en el estado de Oaxaca se afectan cerca de 50 mil hectáreas a causa de los incendios, explica Anta, quien aclara que de esa área solo una parte es pérdida total, pues los bosques y demás zonas naturales se regeneran. Sin embargo, sí se pierden cerca de 20 mil hectáreas anuales por causas como los incendios, el cambio de uso de suelo, impacto de ciclones, entre otras.

Pero en el caso de los incendios forestales, el especialista refiere que se recupera una buena parte, especialmente cuando las personas contribuyen a acelerar la restauración.

En casos como el incendio de San Lucas Quiaviní, que afectó 704 hectáreas de bosque de encino, principalmente, Anta señala que es necesario el trabajo comunitario para limpiar y acomodar el material quemado y con este hacer barreras contra la pendiente, a fin de evitar pérdida de suelo en las siguientes lluvias. Esto también ayudará a propiciar hábitats para la pequeña fauna y que el agua se almacene en las barreras para que las semillas en latencia emerjan.

“Hay que hacer labores de reforestación también, hay que recolectar semillas de los alrededores de donde se quemó, germinarlos y tenerlos listos para la temporada de lluvias”.

Ayudar a la naturaleza con estas acciones y evitar que el ganado entre o que haya más incendios son las sugerencias de Anta. Con ese cuidado de al menos cuatro o cinco años, el área siniestrada ya se habrá recuperado en seis o siete años. De lo contrario, podría tomar al menos 10 o 20 años.

De acuerdo con Anta, de los incendios que hay en el país cada año, solo un 10 por ciento son afectaciones severas en las que se elimina toda la vegetación. Cada año hay entre 400 mil hectáreas hasta un millón y medio, dependiendo de la temporada de incendios. 

“Es importante que en el área afectada se hagan labores de recuperación y restauración para acelerar su rehabilitación”.

Oaxaca se mantiene a nivel nacional entre los lugares quinto, sexto o tercero por superficies forestales afectadas en incendios, dice.

Al último corte disponible (del 1 de enero al 29 de febrero) de la Comisión Nacional Forestal, el estado de Oaxaca ocupaba el tercer sitio por superficie afectada, con más de 1,500 hectáreas siniestradas. En el primer lugar estaba Chiapas (con más de 6 mil 500) y en el segundo Chihuahua (alrededor de 1,900).


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