La niñez oaxaqueña, en situación de vulnerabilidad
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La niñez oaxaqueña, en situación de vulnerabilidad

Por el Día de Reyes, festejan a más de 200 menores que atiende el Centro de Esperanza Infantil en la ciudad de Oaxaca


Fotos: cortesía // El Centro de Esperanza Infantil apoya actualmente a 645 menores y jóvenes oaxaqueños, desde quienes van al preescolar hasta estudiantes universitarios.
Fotos: cortesía // El Centro de Esperanza Infantil apoya actualmente a 645 menores y jóvenes oaxaqueños, desde quienes van al preescolar hasta estudiantes universitarios.

Con múltiples carencias, como la falta de acceso a agua potable, a una vivienda digna o a otros servicios básicos, así vive una gran parte de la niñez oaxaqueña, lo que también limita su derecho a la educación, señala la asociación civil Centro de Esperanza Infantil.

No hay acceso al agua. Muchos (padres y madres) nos dicen que tienen que comprar una cubeta de agua. Entonces, ¿cómo podemos exigirles que vayan los niños limpios y bañados a la escuela si no tienen agua?” se pregunta la oaxaqueña Martha Canseco Bennets, representante legal de la asociación.

Desde 1999, el Centro de Esperanza Infantil se ha dedicado a apoyar a menores de edad en situación de vulnerabilidad (y sus familias) para que asistan a la escuela y tengan oportunidades de desarrollo. Sin embargo, a más de 24 años de trabajo, Canseco observa que en la ciudad de Oaxaca y municipios conurbados, las carencias persisten.

Hacer algo porque disminuyan y así la niñez tenga acceso a todos los servicios básicos y sus derechos es una cuestión gubernamental, señala, aunque como sociedad civil organizada también se puede apoyar. Así como lo ha hecho el Centro de Esperanza Infantil, que inició con cinco menores y en la actualidad ayuda a 645 infantes en su programa (desde quienes van al preescolar hasta estudiantes universitarios).

Hemos llegado a tener hasta 700”, refiere la oaxaqueña sobre años como los previos a la pandemia de Covid-19. Para ser parte del programa y aspirar a un apoyo para su educación, Canseco señala que el requisito es que las y los menores o jóvenes asistan a la escuela y que tras un estudio socioeconómico se compruebe que en realidad requieren la ayuda.

 

El apoyo consiste en ayudarlos a pagar las inscripciones en la escuela, sus útiles escolares, un par de zapatos escolares, uno de tenis y su mochila. Además de los servicios que prestan los centros, que es comida… tenemos clases de computación, matemáticas, de inglés, de español, manualidades, fotografía y diferentes talleres”.

Para esta labor, el centro cuenta también con el trabajo voluntario de oaxaqueños y extranjeros.

 

“El apoyo consiste en ayudarlos a pagar las inscripciones en la escuela, sus útiles escolares, un par de zapatos escolares, uno de tenis y su mochila”: Martha Canseco Bennets, representante legal de la asociación civil Centro de Esperanza Infantil
“El apoyo consiste en ayudarlos a pagar las inscripciones en la escuela, sus útiles escolares, un par de zapatos escolares, uno de tenis y su mochila”: Martha Canseco Bennets, representante legal de la asociación civil Centro de Esperanza Infantil

 

Festejan a las y los menores

 

En fechas como el pasado Día de Reyes, la asociación que representa Canseco festejó a 250 menores que apoya, como una forma de que se diviertan y accedan a algo que otros niños sí tienen, pero que ellos difícilmente podrían disfrutar.

La labor del Centro de Esperanza Infantil data del año 1999, cuando su fundadora, la norteamericana Jodi Bauman, decidió ayudar a cinco infantes que estaban trabajando en el zócalo de la ciudad de Oaxaca.

Empezó con cinco niños y vio a otros niños, a ayudarlos, luego comenzó a buscar a gente que la ayudara en la asociación”, recuerda Canseco, quien entonces era una joven que estaba terminando su carrera en odontología y apoyó con la revisión de dentaduras a los menores.

Esto derivó en la creación formal de una asociación en Oaxaca y otra en Estados Unidos para que esta última patrocinara la labor altruista. Aunque la dinámica ha cambiado, Canseco refiere que siguen las alianzas con fundaciones, asociaciones u otras iniciativas mexicanas y del extranjero, y así mantener el trabajo de las casas Jodi (en Oaxaca de Juárez) y Emilie (en Xoxocotlán) para que los menores tengan oportunidades de desarrollo.

Lo más gratificante para mí ha sido ver que niños con escasos recursos, que viven lejos, que viven donde no hay luz o que no tienen internet, tienen promedios de 10 en la escuela… A veces solo necesitan un empujoncito para llegar a ser alguien y poder estudiar”.

Ayudarles para que los obstáculos sean menos, esa es la labor del centro, subraya Canseco, quien recuerda casos como el de la familia Roque, compuesta por una mujer y sus seis hijos, a la que se ha apoyado incluso con otros recursos más allá de lo educativo y en la que dos menores han avanzado en sus estudios.

 

Foto: Lisbeth Mejía Reyes // Más de 250 menores fueron festejados por el Día de Reyes.

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