Unos visitan los panteones; otras madres no saben de sus hijos
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Unos visitan los panteones; otras madres no saben de sus hijos

Para otras, un día más de trabajo, aunque otras festejaron con globos, flores u otros detalles


Foto: Luis Alberto Cruz / Con flores y música, acuden a los panteones municipales.
Foto: Luis Alberto Cruz / Con flores y música, acuden a los panteones municipales.

Sonrientes, algunas madres paseaban con flores o algún detalle en mano. Otras, con un sentimiento de tristeza y alegría, visitaban a aquellas que ya fallecieron y con las que ahora comparten un momento junto a sus tumbas, entre flores que les gustaban en vida o las que pudieron adquirir. Y de quienes aprendieron sobre la maternidad.

Mi mamá tiene 10 años que se fue y cada año en este día venimos a verla (al panteón) y le traemos plantas”, cuenta Estela García, habitante de la capital que como otros familiares acudió los panteones municipales para adornar con flores la última morada de sus difuntos.

Entre sepulcros, algunos de ellos deteriorados y otros con globos y flores, las familias se abren paso para llegar a la tumba de quien fuera su madre o abuela. Algunos contratan a los músicos que en estas fechas acostumbran llegar para amenizar la visita, ya sea con boleros o canciones que les gustaban a sus madres en vida.

Venimos unas cinco o seis veces al año”, comenta Macedonio Vásquez. Como él, José Luis Carmona, “nito del Marquesado”, acudió al panteón del Marquesado, para depositar gladiolas a la tumba de su madre, a la que visita desde hace 20 años en este sitio.

El Día de las Madres fue para otras más una conmemoración que lastima más el alma, por no saber si sus hijos están con vida o muertos, al ser víctimas de desapariciones.

La protesta y la rabia por exigir su aparición con vida fue la manera en que al menos 16 madres del Colectivo Oaxaqueño Buscando a los Nuestros marcharon por las calles. En sus lonas y pancartas iban impresos los rostros de sus hijos, con los que pedían a la sociedad ayuda para localizarlos.

Frente a la Catedral Metropolitana de Oaxaca, donde el reloj había sonado como de costumbre al mediodía, algunas madres aprovecharon para tomarle la foto a sus pequeños de apenas unos años. Varios hijos, ya adultos, tomaban a su madre del brazo para ayudarle a caminar.

En los portales del Zócalo, las mañanitas eran la melodía constante que acompañaba el festejo, ya sea con desayuno o almuerzo en uno de los restaurantes de esta zona.

Lo que para algunas fue festejo o protesta, para otras se trató de un día más de trabajo, ya sea en una empresa o llevando a sus hijos a las escuelas para los festivales que por esta fecha se organizaron.


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