Ante los tres casos confirmados de paludismo y seis sospechosos más en el Istmo de Tehuantepec, autoridades estatales y federales intensificaron acciones en la zona para contener el brote local y evitar un mayor número de personas con el padecimiento.
Los seis casos sospechosos dieron positivo al laboratorio estatal del sector salud, pero se espera que en los próximos días el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE) confirme o descarte la enfermedad en la totalidad o solo algunos.
Ante esta situación de la que el sector salud de Oaxaca no ha querido confirmar de manera oficial, personal del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (CENAPRECE) del Gobierno federal, decidió acudir a la zona e iniciar actividades emergentes.
Además de intensificar actividades antivectoriales, personal del sector salud también inició con la distribución de tratamiento de manera oportuna para evitar más contagios, sobre todo ante un brote que se da después de nueve años sin la enfermedad en el estado.
De los primeros tres casos confirmados de paludismo en Oaxaca, fuentes extraoficiales señalaron que dos son autóctonos y uno fue identificado en un hombre migrante; los tres de la zona de Asunción Ixtaltepec.
De acuerdo a la Secretaría de salud federal, el paludismo, mejor conocido como malaria, se transmite por la picadura del mosquito hembra del género Anopheles, infectada con alguna de las cinco especies del parásito Plasmodium.
Esta enfermedad puede ser mortal, pero es prevenible y curable si se detecta a tiempo. En 2020, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud señaló en el mundo un total de 241 millones de casos.
Los primeros síntomas que suelen aparecer a los 10 o 15 días de la picadura del mosquito infectante, pueden ser leves y por ello difíciles de reconocer como indicativos de paludismo. De no ser tratado, puede desembocar en un cuadro clínico grave y causar la muerte en 24 horas.
