Huehuentones, los “artistas de la muerte” en la zona mazateca
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Huehuentones, los “artistas de la muerte” en la zona mazateca

Los enmascarados son la máxima expresión cultural, artística y espiritual en la celebración a los fieles difuntos


Huehuentones, los “artistas de la muerte” en la zona mazateca | El Imparcial de Oaxaca

Los huehuentones mazatecos son los artistas de la muerte; en su mayoría el grupo está integrado por jóvenes activos o mayores de 40 o 50 años quienes cada 27 de octubre, previo a la festividad de Todos los Santos, se disfrazan estrafalariamente con diferentes atuendos, con sobreros de charro, de mimbre o bejuco, portan máscaras con rostros de luchadores del ring, políticos, personajes famosos o animales, en síntesis, los enmascarados son la máxima expresión cultural, artística y espiritual en la celebración a los fieles difuntos en la zona mazateca.

También usan máscaras de árboles de jonote que elaboran los artesanos, calzones y camisas de manta, jorongos, huaraches y tenis, quienes con misticismo y espiritualidad salen a bailar a las casas, lugares públicos y cementerios en la tradicional Fiesta de Muertos, terminando su actuación el cinco de noviembre.

 

Los “Hombres que brotan del ombligo”

En lengua materna se pronuncia “Cha-sho-ó”, que traducido al español quiere decir “Hombres que brotan del ombligo”, lo cierto es que estos alegres cantantes y danzantes incluyen a niños inquietos, adolescentes y hasta mujeres.

Durante sus recorridos por calles, avenidas y veredas motivan la curiosidad de las personas que los ven cantar, bailar y echar chascarrillos, por ello, la mayoría de familias mazatecas, visitantes y extraños no se pierden este singular espectáculo sin igual, nada que ver con las películas de Halloween de los Estados Unidos.

Es en la región mazateca de Oaxaca donde este grupo étnico situado al noroeste de la entidad mantiene muy arraigada esta herencia cultural de sus ancestros y los municipios más abocados a interpretar el papel de las ánimas del más allá son Huautla de Jiménez, Santa María Chilchotla, San José Tenango, San Pedro Ocopetatillo, Eloxochitlán de Flores Magón y San Mateo Yoloxochitlán.

En el municipio de Santa María Chilchotla, a 40 minutos de Huautla, todos los grupos de huehuentones tienen a un jefe. Un grupo lo pueden conformar de 15 a 30 enmascarados, uno o dos violinistas, un par de guitarristas y un elemento que hace sonar el teponaxtle (tambor elaborado con cuero de chivo), así ejecutan los misteriosos “tan-tan-tan, tan-tan-tan, tan-tan-tan”.

En el centro y barrios se les permite entrar a cantar y bailar a las casas, y las personas de la tercera edad suelen llamarlos “Los Chajma” (Los negros).

 

Los altares se realizan con carrizos frescos, comida, frutas, bebidas, veladoras e incienso desde el 27 de octubre

 

Acto de amor, entrega y pasión

En entrevista con el promotor cultural, Alberto Prado Pineda, él comenta que el sobrenombre es porque cantan y danzan de noche, y que Chilchotla es la “cuna de los huehuentones” porque aquí su actuación tiene mayor misticismo. Los huehuentones pueden ser choferes, albañiles, estudiantes, jornaleros, panaderos y voluntarios, pero tienen que aguantar 10 noches de desvelos continuos, lo que dura la festividad.

Añade el entrevistado que para ser un verdadero chambelán de la muerte se requiere de amor, pasión y entrega, por eso los huehuentones chilchotlecos mantienen un gran secreto antes de salir a participar de siete de la noche a seis de la mañana, ya sea en espacios con alumbrado público o en la oscuridad, pues el jefe o los elementos llevan lámparas de mano para iluminar las angostas veredas por donde suben y bajan, ya que su afición es muy fuerte y no les importa caerse al tropezar con piedras o troncos en el camino, lo importante es llevar alegría y nostalgia a sus familiares, amigos y conocidos que los reciben sin importarles si es de noche o madrugada.

Alberto Prado confía que el secreto espiritual de “Los Chajma” es que en el panteón hacen un juramento de aguantar 10 noches, y ahí mismo se cubren el rostro y se disfrazan el cuerpo. Usan pañuelos debajo de las máscaras ya que de tanto cantar y bailar sudan y con esa prenda se limpian el sudor. Se ponen zapatos viejos o regulares (pero adecuados), ya que recorrerán caminos sinuosos o planos en donde llevarán sus mensajes de reflexión, anécdotas importantes que la humanidad ha vivido sobre la tierra, hazañas heroicas, desastres sobrenaturales, o mencionando chistes o dicharachos que hacen reír a los espectadores.

 

Un altar para los mazatecos del inframundo

En relación a la colocación de los altares para recibir a los fieles difuntos en los hogares, estos se realizan con carrizos frescos, comida, frutas, bebidas, veladoras e incienso desde el 27 de octubre, en tanto que al mediodía del 31, personas de diferentes edades truenan cohetes y cohetones y de esta forma los mazatecos reciben a sus fieles difuntos (angelitos), ya que de acuerdo a la creencia y tradición en esta fecha es cuando llegan del inframundo para convivir con sus seres queridos aún sobre la tierra y estarán en contacto espiritual con ellos del 27 de octubre al 5 de noviembre del presente año.

La fiesta de Todos los Santos es la de mayor movimiento físico y económico en esta zona mazateca, ya que a la región arriban miles de migrantes que se encuentran trabajando en diferentes partes de la República Mexicana, ingresando en calidad de visitantes para ir a prenderles velas a sus difuntos en los panteones de esta serranía mazateca y con ello demostrar su amor y respeto a sus muertos. Son docenas de autobuses y camionetas los que transportan a los mazatecos desde la Ciudad de México, Puebla, Tehuacán, Oaxaca, Orizaba, Córdoba, entre otras ciudades.

Las velas blancas y rojas son las que más consumen los mazatecos en comercios grandes de Huautla, aparte de las flores de cempasúchil y cresta de gallo que expenden en el centro los náhuatl y comerciantes de flores, además de velas, cohetes, cohetones. Las veladas en los camposantos son para los niños y adolescentes la tarde del 31 de octubre y madrugada del 1º. de noviembre, y la tarde del uno de noviembre, madrugada y tarde del dos de noviembre corresponderá a los muertos mayores de edad, concluyendo así un año más de creencias y costumbres.


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