Tras un año de trabajos de restauración y limpieza del Panteón General San Miguel, el gobierno del estado y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, así como el municipio capitalino, reabrieron este espacio que es un emblema y patrimonio cultural de la capital oaxaqueña, con una inversión de más de 32 millones de pesos.
El 20 de septiembre de 2017, autoridades de Protección Civil Municipal de Oaxaca de Juárez dieron a conocer que debido al estado en que se encontraba el panteón General o de San Miguel, a causa de los daños que sufrió por el sismo de magnitud 8.2 del 7 de septiembre, se encuentra acordonado por lo que el paso para las personas quedó restringido.
El cementerio fue cerrado por varios años y, sobre todo, durante la pandemia por Covid-19, durante la cual las inhumaciones eran restringidas a apenas un grupo de personas.
La historia del panteón
En 1829 resultado de la epidemia de viruela, se debió escoger un lugar apropiado que sirviera de cementerio y este fue el terreno situado entre el Río Jalatlaco y las canteras municipales, recibió el nombre de Camposanto General.
En 1833, ese panteón fue nuevamente utilizado para dar sepultura a las numerosas víctimas del cólera. En 1834 el panteón fue delimitado por una barda provisional y se levantó en su centro una capilla rodeada de nichos y puede decirse que este fue el primer panteón municipal en Oaxaca, el cual fue llamado de San Miguel.
En 1839, el ayuntamiento dispuso mejorarlo, para lo cual comisionó al consejero y profesor de dibujo Francisco Bonequi para que proyectara un cementerio en toda forma, aceptando el proyecto se designa a Bonequi como director de la obra. Desafortunadamente, a resultas de las constantes revueltas, la construcción fue suspendida cuando se había alcanzado cierto avance y se extravió el proyecto de la monumental capilla que debería de figurar en medio del cementerio, por lo cual esta nunca se terminó.
Aún inconcluso, el panteón fue utilizado desde entonces gracias al decreto del 5 de septiembre de 1844 que prohibía definitivamente las inhumaciones en templos. Finalmente terminado el edificio de estilo toscano, quedó constituido por cuatro muros de 113 metros cada uno y un “frontispicio sencillo”, en su interior se levantan cuatro galerías formadas por 100 arcos del mismo orden, con 2 mil 355 nichos sepulcros de piedra simétrica abiertos en los anchos muros.
Daños en el 2017
Durante los sismos de 2017 resultaron bastante afectadas las zonas de nichos. Muros, bóvedas, arcos debieron ser apuntalados para evitar su desplome.
La importancia de la rehabilitación del camposanto recae en todo el contenido histórico que posee, pues ha sido testigo de las tradiciones del pueblo oaxaqueño y representa un lugar de respeto y reconocimiento donde yacen familiares y seres queridos de la población.
Para la rehabilitación se contó con el apoyo de los Institutos Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de Patrimonio Cultural del Estado de Oaxaca (Inpac), pues se restauraron y sustituyeron los corredores norte, sur, este y oeste, las arcadas que tenían grietas, así como las cuarteaduras de los muros y liberación del enladrillado en la zona de criptas.