Luego de la limpieza del espacio en donde estuvo el Laurel de la India que cayó por los fuertes vientos en el zócalo capitalino, se rehabilitará el suelo y se someterá a consulta el nuevo ejemplar a sembrarse, informaron autoridades ambientales.
El ejemplar que cedió por la lluvia atípica en el zócalo no estaba contemplado dentro de los árboles notables y carecía de decreto, por lo cual la competencia es municipal”, detalló la titular de la Secretaría del Medio Ambiente, Energías y Desarrollo Sustentable de Oaxaca (Semaedeso), Helena Iturribarría Rojas.
En entrevista, manifestó que el manejo de troceo de los restos del Laurel de la India y el otro árbol también intervenido para evitar algún percance en la misma zona, es competencia municipal.
No nos deslindamos tampoco, porque hay coordinación con el ayuntamiento capitalino y solucionar la problemática, pero ninguno de los ejemplares localizados en el zócalo cuenta con decreto”, precisó.
La funcionaria estatal añadió que los árboles que se localizan en el corazón de la capital son ejemplares que viven en un ambiente de mucho estrés, con daños en las raíces, falta de agua y contaminación.
Hay otros espacios como el Llano o el Jardín Conzatti en donde hay muchos ejemplares, pero que no se encuentran en la misma situación, además de que requieren un seguimiento adecuado”, dijo.
Iturribarría Rojas expuso que se deberá valorar de forma interinstitucional e incluso someter a algún tipo de consulta, sobre el ejemplar que será sembrado en el espacio que dejó el ejemplar que por muchos años albergó al “Bajo el Laurel”.
Sin duda no podemos sembrar una planta de 20 centímetros, sino que se tendrá que elegir la especie y sobre todo sanear el suelo, liberarlo de la plaga que ahí habita y luego garantizar su saneamiento, anotó.
La titular de la Semaedeso enfatizó que junto al municipio capitalino y la sociedad podrán definir al ejemplar que se plante en el lugar, pero no sin antes tomar en cuenta que podrá sobrevivir a un ambiente hostil.
Ayer continuaban las acciones de troceo del Laurel que derribaron los fuertes vientos, en donde incluso algunos transeúntes pedían permiso a los trabajadores municipales para llevarse alguna rama o trozo de madera como recuerdo.
También llamó la atención de los capitalinos la existencia de una palmera en la zona del zócalo, dado que es un ejemplar que no cobraba relevancia toda vez que era cubierta por el gran ejemplar que cedió a los fuertes vientos.
