Pide Arzobispo desterrar el odio y la venganza

Al encabezar la homilía dominical en la Catedral Metropolitana, el Arzobispo de Antequera Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos, pidió a las y los feligreses a desterrar el odio y la venganza para acabar con la violencia que tanto daño ha generado en la sociedad.

¿Qué siembra usted en el corazón de sus seres queridos, de las personas que le rodean? ¿Sentimientos de venganza? Está haciendo imposible lo posible, está haciendo imposible el amor porque se ha anidado en su corazón el odio, los deseos de venganza. “Me la hiciste, me la pagas”. Así no quiere Dios que actuemos nosotros, sus hijos. Nos ha dicho cómo nos quiere amando”.

El Arzobispo reiteró su llamado para evitar que el odio se anide en los corazones. “Nuestros pueblos que tienen conflictos, esta parte del Evangelio a veces no la viven nuestros pueblos, se levantan un pueblo contra otro pueblo y, a veces, se andan peleando por un pedazo de tierra que no le beneficia a nadie se matan y siembran odio en lugar de sembrar el amor, el perdón o la misericordia”.

¿Cuántos de nuestros pueblos donde habitan cristianos, seguidores de Jesucristo están en lucha, en pugna? Todo por no amarnos, por no perdonarnos, por no tenernos misericordia y a cuántas personas se les quita la vida porque el asesino deja entrar en su corazón el odio, expulsa el amor y actúa con odio”.

 

Se sigue matando en nuestros pueblos a mujeres sólo por ser mujeres. Se sigue matando a tantas y tantas gentes. Últimamente, hemos oído, se matan periodistas, porque dicen la verdad, porque denuncian situaciones… Se persigue a tantas y tantas gentes que luchan por el bien de nuestros pueblos”.

Por ello, Vázquez Villalobos exhortó a los feligreses para ser un testimonio vivo de que es siempre posible perdonar; “sembremos eso en el corazón de los demás. Si te encuentras con un hermano que te dice: es un imposible perdonar, tú ayúdale para que él entre en su interior y descubra que lo que, aparentemente es imposible, Dios lo hace posible cuando se abre la persona a la acción de Dios, a la bendición de Dios, a la Gracia de Dios, a la fuerza y a la Gracia del Espíritu que vive en el corazón nuestro”.

¡Ayúdale! No vayas y le digas: “no te dejes, no te dejes. Te ofendieron, pues búscale tú por dónde, pero desquítate”. ¡No, por favor!, qué enseñanza, que motivación tan evangélica le estás dando… sembrando venganza, provocando, impulsando a que haya esas cosas de odio y de venganza… ¡no!, siéntate con él, como hermano, como amigo, y habla desde este corazón que está convencido del amor, del perdón y de la misericordia y de amar hasta a los enemigos que le habla el hermano al corazón para transformarlo”, destacó.