Condena Arzobispo asesinato de mujeres

El Arzobispo de Antequera Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos, condenó el aumento de asesinatos de mujeres en la entidad oaxaqueña, por lo que hizo un llamado a la sociedad en general a respetar la vida del otro.

“En ciertos momentos, ante situaciones que vivimos, nuestro pueblo siempre espera la voz de los profetas, la voz de los pastores. En esta arquidiócesis esperan la voz de su Arzobispo, que diga algo ante los acontecimientos que se viven. Dios, en este momento, me está diciendo que seguimos viviendo una situación triste y desagradable en nuestro estado de Oaxaca, no se acaban los feminicidios, se sigue matando a mujeres por ser mujeres, solo por ser mujeres”.

En ese sentido, el Arzobispo expuso que esta situación se genera por la falta de amor. “Nos está faltando el amor. El día que todos nosotros aprendamos a amarnos, seremos respetuosos de la vida del otro. El día que nosotros por amor hagamos las cosas por amor a Dios, hagamos todo, respetaremos la vida de nuestra hermana y hermano porque hacemos las cosas siempre movidos por amor a Dios”.

“Te invito y te pido que hagas las cosas por amor, por amor a Dios, lo podemos hacer porque tenemos la gracia y la virtud y el don del amor desde el día del bautismo. Dios nos regaló la virtud de la caridad, la virtud del amor y San Pablo nos dice que es lo más grande. Vivir el amor es lo más grande”, destacó.

Cumple nueve años de ordenación episcopal

Al encabezar la homilía dominical en la Catedral Metropolitana, el Monseñor Pedro Vázquez Villalobos, agradeció las muestras de cariño por haber cumplido nueve años de ordenación episcopal. “Hace nueve años el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez extendió sus manos y tocó mi cabeza e impuso sus manos sobre mi cabeza para que yo comenzara a ser el Obispo de Puerto Escondido, Oaxaca”.

“Hace nueve años, un día como hoy y a esta hora estaba poniendo sus manos el Cardenal sobre mi cabeza y Dios, me llamaba para que fuera un sucesor de los Apóstoles y, como lo he dicho muchas veces, siempre me he sentido indigno de ser un sacerdote y por supuesto más indigno todavía, de ser un Obispo”.

 

“Pero en esta indignidad, Dios se ha fijado, él ha puesto su mirada y recibo su mirada y trato de ser lo mejor, sabiendo de mis debilidades, de mis defectos y de mis limitaciones, pero siempre poniéndome en sus manos y tengo mucho que agradecerle a Dios porque, a lo largo de toda mi historia, de mi historia humana y de mi historia sacerdotal y episcopal, este corazón se ha llenado de amor, de amor de los fieles”.

 

“Hoy, con esta boca llena puedo decir: mis hermanos oaxaqueños me han amado y me están amando y me aceptan, así como yo soy, como su Obispo y me respetan, me valoran, me escuchan y me cuidan, todo eso lo hacen por amor a Dios en la persona de su Arzobispo”.

 

“Gracias por ello. ¡Gracias! Esto a mí me hace feliz, sentirme amado, me hace muy feliz y Dios me dice: haz felices a las personas que tienes enfrente, a las personas que sirves, hazlas felices en el ejercicio de tu ministerio, en tu vivencia humana, hazlos felices”, señaló el Arzobispo.