Llegan a Oaxaca las reliquias del beato Miguel Agustín Pro
El templo de la compañía de Jesús fue la sede de la recepción de las reliquias
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El sacerdote Miguel Agustín Pro es recordado y reconocido en el país por su audacia para pasar inadvertido como sacerdote durante la persecución religiosa en México.
Arriesgó su vida para acudir al llamado de los feligreses y ayudarlos con valentía y buen humor pese a los contratiempos ya que el “curita” estaba comprometido con los más necesitados, a quienes amó y sirvió llamándole con cariño, “gente de Pro”.
Las reliquias, con un hueso del beato, provienen de la Ciudad de México de la iglesia de la Compañía de Jesús y para que los feligreses oaxaqueños conocieran el valor religioso e histórico de las reliquias se ofreció una charla para conocer la historia del originario de Zacatecas.
Simpático, respetuoso y amoroso es como describen al Padre Pro quien ingresó a a la compañía de Jesús en 1911, salió del país para continuar sus estudios en Estados Unidos, Europa y Sudamérica tras la persecución carrancista.
En 1925 fue ordenado sacerdote jesuita, lamentable su salud no era tan buena, por lo que regresó a su tierra.
En su estadía en México fue uno de los protagonistas de la cristiada, tiempos difíciles de la iglesia pues se habían cerrado templos y suspendieron el culto en protesta por la “Ley Calles”.
Murió el 23 de noviembre de 1927, al inculparlo como autor del atentado contra Álvaro Obregón, y el entonces presidente Plutarco Elías Calles, ordenó que el Padre Pro y sus hermanos fueran fusilados.
La historia narra que en su camino al patio donde sería fusilado uno de sus aprehensores le pidió perdón, mientras él respondió con un gracias; como última voluntad solicitó rezar a Dios, se hincó cruzó los brazos frente a todos y ofreció su vida por la salvación de México y la conversión de sus perseguidores.
Se levantó abrió los brazos y gritó ¡Viva Cristo Rey!, posteriormente fue acribillado y, para asegurar que había muerto, le dieron el tiro de gracia.
Con este acto se convirtió en símbolo de vocación a la fe y lucha por el respeto a la dignidad y derechos humanos; uan Pablo II lo proclamó mártir y fue beatificado en 1988. En la CDMX existe un museo donde exhiben parte de su vestimenta que ocupaba como disfraz para ofrecer misa y su veliz donde guardaba todo lo necesario para celebrar la eucaristía.
A partir de este día la iglesia de la Compañía de Jesús en Oaxaca tendrá parte de la historia de este mártir mexicano.