“La cuarentena es para los ricx$”
Por la Avenida Independencia, a unos metros de la Iglesia de la Soledad, una oración escrita con pintura blanca en una fachada del lugar, llama la atención de algunos transeúntes y automovilistas.

Con letras azules y amarillas se leen aquellas palabras que muestran el sentir de quien, quizá, aprovechó la noche y lo solitario del lugar para escribir “La cuarentena es para los ricxs”.
Mientras decenas de automóviles esperan el semáforo en verde para poder avanzar, una pareja de jóvenes pasa frente a aquel letrero agarrados de la mano y con el cubrebocas por debajo de la nariz.
Detrás de ellos camina una mujer de avanzada edad con el cabello blanco y trenzado, con un morral en la mano con varias bolsas de pan que se asoman y un cubreboca amarrado a una de las asas.
A un costado también pasa un joven turista con gafas oscuras con lentes y un cubrebocas que no llega a cubrir toda la barba que está a punto de llegar al cuello.
Decenas caminan sobre las banquetas y cruzan camino con aquellos que no llevan mascarillas, sin importar las recomendaciones sanitarias para evitar más contagios.
En la calle de Armenta y López, un ligero humo alcanza a una mujer con un niño en brazos que no porta cubrebocas, que sale de un cigarro que acaba de encender un hombre de baja estatura y complexión robusta, con mascarilla hasta el cuello.
A unas calles también se observa a un vendedor ambulante con varias canastas de manzana criolla, que anuncia su producto solo protegido de la nariz con un pañuelo negro.
La celebración de Navidad se acerca y decenas forman largas filas en las sucursales bancarias del Centro de la ciudad, a medio metro de distancia uno de otro, confiados del cubrebocas que todos portan, pero que varios se retiran para hurgarse la nariz o para hablar por teléfono.