Así vivieron los oaxaqueños el "Miércoles de Ceniza"
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Así vivieron los oaxaqueños el “Miércoles de Ceniza”

La devoción hace que los feligreses se vuelquen a los tiempos para tomar parte de este ritual que es el acto simbólico con el que inicia la cuaresma


  • Así vivieron los oaxaqueños el “Miércoles de Ceniza”
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“La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestro paso por la tierra es pasajero y que nuestra vida definitiva es en el cielo; nos recuerda que es Dios quien da grandeza a nuestra pequeñez”, afirmó el padre Wilfrido Mayrén.

Acudir al templo a tomar ceniza es un signo de arrepentimiento, de penitencia, “no te quita los pecados pero es para entender que solo cambiando nuestra actitud podemos ser mejores personas”.

Es el inicio del camino de la Cuaresma, para acompañar a Jesús desde su desierto hasta el Domingo de Resurrección.

En sus mensajes, los representantes de la Iglesia Católica expresaron que a partir de este y en los próximos 40 días, debe ser un tiempo de reflexión de nuestra vida, de entender a dónde vamos.

De analizar cómo es nuestro comportamiento con nuestra familia y en general con todos los seres que nos rodean, expresó el padre José Guadalupe Barragán.

“Necesitamos convertirnos, abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar nuestra forma de vivir para que sea Dios el centro de nuestra vida ya que sólo en la oración encontraremos el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad”.

La ceniza que se coloca en la frente de quienes asisten desde temprana hora a las diversas iglesias de la capital, se obtiene de la quema de palmas del Domingo de Ramos del año anterior, mismas que sirven para aliviar los errores y pecados cometidos, siempre que exista el arrepentimiento.

Coincidieron que en estos momentos al reflexionar sobre nuestra vida, debemos convertirla de ahora en adelante en un seguimiento a Jesús, profundizando en su mensaje de amor y acercándonos en esta Cuaresma al Sacramento de la Reconciliación (también llamado confesión).

Como su nombre mismo nos dice, representa reconciliarnos con Dios y sin reconciliarnos con Dios y convertirnos internamente, no podremos seguirle adecuadamente.

Estareconciliación con Dios está integrada por el Arrepentimiento, la Confesión de nuestros pecados, la Penitencia y finalmente la Conversión.
Expresaron que el arrepentimiento debe ser sincero, reconocer que las faltas que hemos cometido (como decimos en el Yo Pecador: en pensamiento, palabra, obra y omisión), no las debimos realizar y que tenemos el firme propósito de no volverlas a cometer.

Insistieron que es un tiempo de pedir perdón a Dios y a nuestro prójimo, pero es también un tiempo de perdonar a todos los que de alguna forma nos han ofendido o nos han hecho algún daño. “Pero debemos perdonar antes y sin necesidad de que nadie nos pida perdón, recordemos como decimos en el Padre Nuestro, muchas veces repitiéndolo sin meditar en su significado, que debemos pedir perdón a nuestro Padre, pero antes tenemos que haber perdonado sinceramente a los demás”.

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LOS CAMINOS DE DEVOCIÓN

Doña Celia aseguró que toma ceniza porque indica que todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos.

A las puertas de la Catedral Metropolitana, dijo que la ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. “Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba”.

Diversos templos católicos se fueron llenando de fieles que acudieron a cumplir con la imposición de la ceniza.
Familias enteras, adultos, niños y ancianos desfilaron por los diversos templos en donde los sacerdotes colocaron la cruz en la frente de cada uno de ellos.

El Miércoles De Ceniza y el Viernes Santo son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años.

El ayuno consiste hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.

La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar lo que necesitemos cambiar de nuestro interior.

El Miércoles de Ceniza se realiza desde el siglo XI, cuando lo recomendó el papa Urbano II.

Al principio se imponía solo a los penitentes públicos como signo de marginación, pero acabó convertido en un símbolo en el que todos los fieles se reconocen como pecadores y aceptan su propia fragilidad y mortalidad.

Es un periodo para “dirigir el espíritu hacia las realidades que son verdaderamente importantes” y mostrar “que hace falta un esfuerzo evangélico y una coherencia de vida”, como reza el documento redactado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Curia Vaticana.

El color litúrgico de este tiempo es el morado, que significa luto y penitencia y la Iglesia llama a los fieles a confesar sus pecados graves, hacer buenas obras, ser solidarios con los que sufren y a renunciar a lo superfluo y suntuoso.

La práctica más conocida y visible, sin embargo, es el ayuno. Es característica de este tiempo litúrgico desde la antigüedad como una renuncia a las necesidades de la vida terrenal, pero ha evolucionado con el tiempo. Era mucho más estricta, mientras que ahora se opta por fórmulas más parciales.
Conmemora el momento en que Cristo se retiró al desierto por 40 días para meditar sobre su misión en ayuno y oración. Su nombre se debe a que ese día se celebra una misa en la que se marca en la frente de los feligreses una cruz con cenizas.

Se trata de un periodo de conversión y penitencia, caracterizado por la oración, la meditación, el ayuno y la moderación, encaminado a la renovación pascual. Las cenizas son un símbolo que nos recuerda nuestra propia fragilidad y mortalidad, y por ende, nuestra necesidad de la Gracia de Dios.

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