El 30 de julio de 1968 el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz marcó una escalada en la represión a estudiantes: el Ejército y policía tomaron planteles de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Politécnico Nacional.
Un día antes, el 29 de julio, la policía impidió la llegada de manifestantes al Zócalo de la capital para concluir un mitin, por lo cual algunos jóvenes se refugiaron en la preparatoria 1 de San Ildefonso. “Era de madrugada y los estudiantes pensaron que dentro del edificio de la Preparatoria Nacional podrían refugiarse”, escribió Ricardo Raphael en El Universal.
En la Gaceta Universitaria, se atribuye la responsabilidad del operativo al entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría y al presidente Díaz Ordaz.
“Echeverría solicita la intervención del Ejército, argumentando que la policía preventiva del Departamento del DF es impotente para someter a los estudiantes, quienes supuestamente alteran el orden de la ciudad y amenazan con asaltar las armerías del Centro”.
El Presidente autorizó la movilización del Ejército: los soldados salieron de sus cuarteles a bordo de jeeps militares y tanques ligeros para tomar escuelas, y en la madrugada irrumpieron en las preparatorias 1, 2 y 3, indica la Gaceta.
El Ejército mexicano destruyó, de un bazucazo, la puerta colonial barroca de la Preparatoria 1 de San Ildefonso, labrada en el siglo XVIII y que había sobrevivido a las guerras de lndependencia, Reforma y Revolución, y donde, cien años antes, el presidente Benito Juárez había inaugurado la Escuela Nacional Preparatoria, indica la Gaceta.

En el Archivo de la UNAM muestra estas dos fotos de la Prepa 1 durante el conflicto de 1968.

Fotografía de vista parcial de la puerta de la Preparatoria 1 (Antiguo Colegio de San Ildefonso). En la entrada se observa un dibujo del escudo de la Universidad que es atravesado por una daga. Fuente: Archivo Histórico de la UNAM.

El edificio data de 1583 y es uno de los más importantes del centro histórico:
Sin embargo, la prensa nacional de la época reportó los hechos como enfrentamientos entre “revoltosos” o “agentes extranjeros”.
Un reporte especial de la Secretaría de Cultura indica que hubo “algunos reporteros y fotógrafos intrépidos —pocos editores y escasos articulistas— que acertaron a deslizar en sus medios datos, imágenes y atisbos que contribuían a anticipar la gravedad de la tragedia en gestación. Pero en general era notable el contraste entre los hechos que cualquiera podía ver en las calles y la forma en que éstos eran reconstruidos en los discursos mediáticos”.