El 19 de noviembre de 1984, San Juan Ixhuatepec, mejor conocido como San Juanico, fue escenario de uno de los peores desastres industriales en la historia de México. La explosión en un complejo de almacenamiento y distribución de gas LP de Petróleos Mexicanos (Pemex). El cual estaba ubicado en Tlalnepantla, Estado de México. Lo que trajo una tragedia de dimensiones inimaginables, con un saldo de 498 personas muertas y más de 4 mil heridas, dejando una huella imborrable en la memoria colectiva del país.
EL INICIO DEL DESASTRE

La tragedia comenzó alrededor de las 5:40 de la mañana. Cuando una fuga en una de las esferas de almacenamiento de gas LP desencadenó una serie de explosiones. Las primeras explosiones fueron tan poderosas que se alcanzaron temperaturas superiores a los 1000 grados Celsius. Creando bolas de fuego que arrasaron con todo a su paso: casas, comercios y personas.
A las 6:45 de la mañana, se registraron al menos cinco estallidos consecutivos, con intervalos de 10 minutos entre cada uno, intensificando el caos. Las explosiones afectaron gravemente varias colonias cercanas, como Xalostoc, Alta Villa, Granjas de Guadalupe y Chamizal. Además, extendiendo la devastación por varios kilómetros en los municipios de Tlalnepantla y el entonces Distrito Federal. Las llamas eran visibles desde distancias lejanas, y el sonido de las explosiones se escuchó por toda la región.
EL COSTO HUMANO Y MATERIAL
Las cifras oficiales reportaron 498 muertos y 4 mil 248 heridos graves, aunque muchos coinciden en que la cifra real de víctimas podría haber sido mayor. Esto, debido a la magnitud del desastre y las dificultades para rescatar a las personas atrapadas. Miles de viviendas fueron destruidas, dejando a familias enteras sin hogar y a comunidades enteras sumidas en el dolor y el caos. Los testimonios de los sobrevivientes describieron la tragedia como un “infierno en la tierra”. Un escenario de horror y desesperación que persiste en la memoria de quienes lo vivieron.
El desastre también evidenció la falta de preparación y la insuficiencia de las medidas de seguridad en torno a las instalaciones industriales peligrosas. La planta de Pemex estaba ubicada demasiado cerca de zonas residenciales. Lo que amplificó el impacto de la tragedia, especialmente considerando que muchas de las viviendas eran precarias, construidas con materiales como cartón y láminas debido a los bajos recursos de los habitantes.
LECCIONES NO APRENDIDAS
A raíz de la tragedia de San Juanico, se implementaron algunas reformas en las políticas de seguridad industrial y protección civil. Pero muchos expertos señalan que aún queda mucho por hacer. Aunque las autoridades implementaron algunas medidas preventivas, las críticas sobre la falta de regulaciones más estrictas y de una adecuada planeación urbana siguen vigentes hasta el día de hoy.

A pesar de las reformas, el caso de San Juanico dejó claro que en México aún no se había dado suficiente importancia a la seguridad en las instalaciones industriales. Especialmente aquellas que operan con materiales tan peligrosos como el gas LP. Incluso hoy, 40 años después del desastre, las autoridades siguen siendo criticadas por no haber implementado cambios más significativos para evitar que tragedias similares ocurran en el futuro.
EL LEGADO DE SAN JUANICO
Hoy, a cuatro décadas de la tragedia, San Juanico sigue siendo un recordatorio doloroso de los riesgos asociados con la industria y la falta de medidas adecuadas para proteger a las comunidades cercanas. Si bien la zona ha sido reconstruida en gran parte, las cicatrices físicas y emocionales siguen presentes. Las calles que antes eran hogar para miles, ahora se erigen como monumentos al sufrimiento y la pérdida.
A pesar del tiempo transcurrido, los habitantes de San Juanico siguen enfrentando retos en materia de seguridad. Actualmente, la zona cuenta con solo dos vías principales de acceso y salida. Lo que se ha demostrado insuficiente para evacuar a miles de personas en caso de emergencia. Esto plantea un riesgo latente en caso de que se presentara otra tragedia.
LA LECCIÓN PENDIENTE
La tragedia de San Juanico también marcó un punto de inflexión en la conciencia nacional sobre la seguridad industrial. Así como la necesidad de priorizar la vida humana por encima de los intereses económicos y políticos. A pesar de los esfuerzos de Pemex por pagar indemnizaciones a las víctimas y sus familias, la tragedia expuso las deficiencias en la gestión de riesgos industriales en México.
A 40 años del desastre, San Juanico sigue siendo un símbolo de la fragilidad de las comunidades ante la falta de regulación adecuada y la proximidad de instalaciones industriales peligrosas a zonas habitacionales. Esta conmemoración no solo honra a las víctimas, sino que también invita a reflexionar sobre la importancia de aprender del pasado para evitar que tragedias similares vuelvan a ocurrir en el futuro. La memoria de San Juanico debe seguir siendo un motor de cambio, para que el sacrificio de tantas vidas no sea en vano.