Tras más de dos semanas de movilización, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) levantó el plantón que mantenía en el Zócalo capitalino. A pesar de la intensidad de sus protestas y bloqueos en el corazón político del país, los docentes se retiraron sin lograr una reunión con la presidenta Claudia Sheinbaum ni una respuesta concreta a su pliego petitorio.
Desde el viernes 7 de junio, los manifestantes comenzaron a desmantelar sus casas de campaña y a preparar su regreso a las comunidades de origen, en lo que la propia CNTE calificó como una “pausa táctica” para reorganizar su estrategia de lucha.
¿Qué exigía la CNTE? El fondo de una protesta ignorada
La CNTE ha reiterado su exigencia de abrogación total de la reforma educativa, mejora salarial, libertad sindical y freno a la precarización laboral de los docentes. No obstante, en esta ocasión, sus demandas no obtuvieron eco en el Ejecutivo federal ni en la nueva administración capitalina.
Este silencio institucional abre interrogantes sobre el actual margen de maniobra del magisterio disidente frente a un gobierno que ha optado por evitar confrontaciones directas, pero que tampoco da señales claras de diálogo o voluntad política.
87 metros cúbicos de protesta: limpieza total en el Zócalo
Con la salida de los manifestantes, la Secretaría de Obras y Servicios (SOBSE) desplegó un masivo operativo de limpieza, con el objetivo de recuperar la funcionalidad y estética del Centro Histórico, especialmente en la Plaza de la Constitución y calles aledañas.
Participaron 270 trabajadores organizados en tres cuadrillas, quienes retiraron 87 metros cúbicos de basura: desde lonas y tablas hasta objetos punzocortantes clavados en el suelo. El operativo incluyó:
Barrido manual y mecánico
Hidrolavado con agua tratada
Uso de 3 camiones recolectores, 3 camionetas y 8 pipas
Además, se trabajó en la reparación y limpieza del mobiliario urbano afectado por las jornadas de protesta.
Calles intervenidas: la huella territorial de la protesta
Las labores de limpieza y restauración abarcaron más de 20 vialidades, entre ellas:
Plaza de la Constitución
20 de Noviembre, Pino Suárez, 5 de Mayo y Madero
Tacuba, Corregidora, Donceles, Motolinia, Isabel La Católica
República de Uruguay, del Salvador, de Guatemala y de Cuba
Estas zonas habían sido centros de concentración y paso obligado de la movilización, generando acumulación de desechos y deterioro físico por el uso intensivo.
¿Qué sigue para la CNTE y para el gobierno?
Aunque el plantón se levantó, la protesta no ha terminado. La CNTE anunció que reanudarán acciones en los próximos meses, y que este repliegue responde más a una reconfiguración interna que a una rendición.
Por su parte, el gobierno de la Ciudad de México y el federal siguen apostando a la inercia del desgaste, con una estrategia que evita la confrontación directa pero que puede resultar costosa políticamente si la CNTE logra reorganizarse y ganar apoyo social.
Claves del conflicto:
CNTE se retira sin lograr diálogo con la presidencia.
Gobierno capitalino prioriza limpieza y recuperación del espacio.
Basura y desgaste urbano: saldo físico de la protesta.
El conflicto educativo sigue vigente, solo en pausa.
¿Limpiar la plaza limpia el problema?
Si bien el operativo de limpieza devolvió la imagen habitual al Zócalo, el fondo del conflicto magisterial sigue latente. La respuesta institucional fue eficaz en lo operativo, pero débil en lo político, y abre una preocupante señal de desconexión entre los gobiernos y sectores sociales organizados.
La pregunta que queda es: ¿puede una administración limpiar el descontento social con agua a presión y silencio estratégico? O, por el contrario, ¿será este solo el comienzo de una nueva etapa de resistencia y reclamo docente?