El pasado 12 de octubre, Karla Anaya, una joven de 28 años, perdió la vida después de someterse a una rinoplastia en una clínica de Polanco, en la Ciudad de México. Según relatos de sus familiares, el estado de salud de Karla se debilitó de manera alarmante después de la cirugía, llevándola finalmente a ser hospitalizada.
La intervención quirúrgica tuvo lugar el 29 de septiembre y estuvo a cargo de los doctores Froilán Páez y Adriana Furlong. Apenas cuatro horas después de haber sido dada de alta, Karla experimentó náuseas y desmayos, lo que generó preocupación en su familia. A pesar de esto, el personal médico sólo prescribió un medicamento antiemético. Posteriormente, la joven fue hospitalizada con un diagnóstico inicial de meningitis y, tras 10 días de análisis, se determinó que tenía muerte cerebral.
Denisse Anaya, hermana de Karla, relató a N+: “Empieza a cambiar la realidad, me confundía ya de persona, la llevamos a un doctor porque se nos hacía extraño. Me dijeron que estaba olvidando sus capacidades, le hacen estudios específicos para ver si tenía un virus, una bacteria y todos salen negativos”.
Tras el lamentable suceso, las autoridades cerraron la clínica y la Fiscalía de la Ciudad de México inició una investigación a partir de la denuncia de la familia Anaya. El reporte médico determinó que Karla falleció a causa de meningoencefalitis, complicada con la rinoplastia.
MedlinePlus, portal de la biblioteca nacional de medicina de Estados Unidos, define la meningitis como “una infección de las membranas que cubren el cerebro y la médula espinal”. Aunque las causas virales suelen mejorar sin tratamiento, las infecciones bacterianas de meningitis son extremadamente serias y pueden llevar a daños cerebrales, incluso si se tratan a tiempo.