El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha encendido las alarmas sobre Omar Gómez Trejo, el exfiscal especial para el caso Ayotzinapa. En su intervención, el mandatario cuestionó la procedencia y los nombramientos de Gómez Trejo, así como sus posibles conexiones con el senador Álvarez Icaza y organismos internacionales.
La sospecha del presidente López Obrador se originó a raíz de una supuesta rebelión interna dentro de la fiscalía y a la resistencia mostrada al solicitar órdenes de aprehensión para las personas presuntamente involucradas en la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.
En palabras del presidente: “¿De dónde surgió este fiscal? ¿Quién lo nombró?, ¿cuáles son sus vínculos con el senador Álvarez Icaza?”. Este cuestionamiento, entre otros, ha evidenciado el escepticismo del mandatario hacia ciertas figuras y organismos que, considera, podrían estar en contra de su administración.
Gómez Trejo, cuya nominación fue propuesta por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), estuvo a cargo del caso Ayotzinapa por tres años. Durante ese periodo, el presidente López Obrador expresó su frustración ante la falta de avances significativos en la investigación.
Los cuestionamientos del mandatario no se limitaron a Gómez Trejo. También hizo referencia a Anabel Hernández y Carmen Aristegui, señalando que su trabajo podría contribuir a la creación de una nueva “verdad histórica” en relación con el caso Ayotzinapa, similar a la versión presentada durante el mandato de Enrique Peña Nieto.
El presidente fue más allá al señalar posibles acuerdos subyacentes entre Gómez Trejo y Jesús Murillo Karam, el exprocurador, insinuando una posible complacencia o falta de acción en la investigación.
López Obrador finalizó enfatizando su compromiso de esclarecer lo ocurrido la noche del 26 de septiembre y días subsecuentes, exigiendo respuestas sobre quiénes fueron los verdaderos responsables y cuestionando las razones detrás de las acciones tomadas en la fiscalía durante la investigación del caso.
