Mientras que muchos niños recibieron juguetes y regalos durante la media noche del 6 de enero por parte de los tres Reyes Magos, muchos niños que viven en pobreza extrema tuvieron que salir a trabajar en bares y restaurantes para obtener dinero y comprar su refresco y algunas golosinas, pues esta tradicional fiesta mágica en su mundo infantil no existe.
La gráfica es elocuente y al preguntarle su nombre a este niño cuando terminó la melodía en cierto lugar de Huautla, respondió en lengua materna que se llama Jerónimo Herrera, procedente de una agencia de San José Tenango, y comentó que no fue a ninguna fiesta el 6 de enero, porque nadie lo invitó y mejor prefirió quedarse esta ciudad huautleca a ganarse unos pesos y poder comprar lo que estuviera al alcance de sus bolsillos.
En este contexto, la pobreza indígena continúa en esta zona noroeste de Oaxaca, y aunque los políticos de las altas esferas, funcionarios o presidentas del DIF declaran que “la niñez es el futuro de México”, en los hechos reales las palabras al vapor de los gobernantes siguen siendo alucinaciones públicas, ya que la pobreza sigue cabalgando en la región mazateca mientras no hallan censos verdaderos y exactos.