Aquí en esta tierra bravía quedó muy atrás la famosa “cuesta de Enero” y ahora nos tocó el “resbalón” de Otoño, propiciado por el desmedido incremento de precios a los productos alimenticios que han subido hasta un 40 % de su precio anterior.
Lo más elemental para el consumo familiar que es el maíz, se incrementó de 380 pesos a 510 o 520 pesos el bulto, dando como resultado el encarecimiento de la tortilla hecha a mano que se acostumbra por esta región. El pan es otro de los alimentos que también ha tenido su incremento de 2 pesos por pieza, ahora se cotiza a 4 pesos. El pollo de 60 pesos el kilogramo, ahora les cuesta a las amas de casa 85 y 90 pesos.
Todo este aumento a los alimentos básicos ha calado fuerte entre las familias de escasos recursos, que tienen que ingeniárselas para ” estirar” el gasto familiar. Y ni que decir de las demás necesidades que se han visto limitadas por lo que se conocía como “espiral inflacionaria”.
Como dato curioso, los únicos alimentos que se mantienen más o menos estables son el azúcar y el huevo que no han tenido demasiado incremento.
Dos factores son decisivos en la economía, por un lado el envío de remesas de dólares de la Unión Americana por parte de los paisanos que laboran y que ayudan considerablemente a sobrellevar los gastos familiares y por otro lado la falta de lluvias que mantiene en la incertidumbre a las comunidades ejutecas.
