En esta ciudad indígena muchos menores de edad ya empiezan a utilizar lentes para distinguir bien las letras en las escuelas de educación preescolar, o los objetos que tocan en su diario vivir, llegando también con vista borrosa, ya que muchos padres de familia les facilitan teléfonos celulares para tenerlos tranquilos en sus hogares a la hora que sus progenitores realizan diversas actividades.
La profesora Consuelo Ledezma, a la vez ama de casa, reconoció que a los infantes les prestan sus teléfonos y desde ahí los pequeños se distraen viendo películas o videos, sin saber el daño que les están haciendo a sus hijos, quienes desde los dos o tres años ya dominan estos aparatos de la tecnología moderna, y ya no les queda de otra más que comprarles lentes.
Aseveró que actualmente hay ancianos de 70 años o más edad que no usan lentes o anteojos para ver, pues ellos no vivieron estos tiempos modernos del celular, pantallas de plasma, laptop, entre otros electrónicos u herramientas que facilitan el trabajo de los estudiantes o profesionistas. Sin embargo, tienen que llevar a sus hijos con el optometrista, y si éste indica que ya requieren anteojos, acuden con los profesionistas de la vista a las ciudades de Tehuacán, Puebla, CDDM o Oaxaca centro.