En las diferentes regiones de Oaxaca crecen las escuelas de carrizo y la molestia de los padres por la falta de atención de los diferentes niveles de gobierno; las autoridades educativas se han visto rebasadas por los daños causados por los sismos del 7 y 19 de septiembre.
Luego que en escuelas ubicadas en Tlalixtac de Cabrera y San Lorenzo Cacaotepec habilitaran aulas provisionales con material de carrizo y láminas, a esta iniciativa se sumó la escuela primaria Carlos María Bustamante en la comunidad de Santa Cruz Papalutla, Tlacolula.
De acuerdo con los padres de familia, ocho de las 12 aulas con las que cuenta el plantel resultaron dañadas durante los sismos, y en tanto realizan las gestiones necesarias ante el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), los mismos padres de familia y los maestros construyeron sus salones de carrizo.
Esta iniciativa no causó eco en otras instituciones ubicadas en la ciudad de Oaxaca, donde este lunes varias instituciones educativas realizaron bloqueos para exigir la atención del personal del IEEPO y atender los daños en sus escuelas.
Según datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el terremoto de 8.2 grados dejó daños graves en mil 72 escuelas en Oaxaca, principalmente en el Istmo de Tehuantepec.
Para la construcción de aulas provisionales y equipamiento de las mismas, las autoridades educativas han utilizado material prefabricado que provienen de otros estados del país, por lo que los legisladores locales propusieron que sean las empresas oaxaqueñas las que participen también en estas labores.
El diputado Manuel León Sánchez presentó un proyecto de punto de acuerdo por el que se exhorta a la Secretaría de Educación Pública (SEP) y al Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), para que en la etapa de reconstrucción de los planteles educativos afectados por los sismos, y el mobiliario escolar que se requiera sea adquirido a través de las comunidades forestales indígenas, dedicadas a la elaboración de muebles escolares.
Refirió que las comunidades de Santiago Textitlán, Ixtlán de Juárez y pueblos mancomunados de la Sierra Juárez conjuntaron esfuerzos en años recientes y crearon esquemas de asociación productiva, con el objetivo de impulsar el empleo en sus propios ámbitos y son ahora una empresa consolidada y comprometida con el medio ambiente y el desarrollo socioeconómico.
Dichas comunidades crearon su propia comercializadora, debidamente certificada, en cuyo ramo tienen experiencia, con plena capacidad para cumplir el compromiso en esta etapa de reconstrucción de espacios escolares.