La tarde de este miércoles, un fragmento de cantera se desprendió de uno de los muros del acceso principal a la Catedral Metropolitana de Oaxaca, ubicada en el corazón del Centro Histórico, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
El incidente, que ocurrió sin causar daños personales, generó alarma entre transeúntes y feligreses que presenciaron el hecho. El desprendimiento dejó expuesto el deterioro de una de las estructuras arquitectónicas más emblemáticas de la ciudad.
Protección Civil, aún sin respuesta inmediata
Hasta el cierre de esta edición, Protección Civil del estado no había emitido un informe oficial ni desplegado un operativo visible de aseguramiento del área afectada. La falta de reacción inmediata ha generado preocupación entre comerciantes, visitantes y expertos en patrimonio, quienes advierten sobre el riesgo de más desprendimientos.
Especialistas señalan que la cantera que conforma el templo muestra signos visibles de desgaste y fractura por la exposición al clima, sismos y falta de mantenimiento constante.
Presión social: ¿Dónde está el apoyo del Vaticano?
La caída de un elemento estructural de la Catedral ha vuelto a poner sobre la mesa un viejo reclamo: el financiamiento para la restauración de templos históricos no puede depender únicamente del gobierno local o del INAH. Ciudadanos y organizaciones civiles exigen al Vaticano que asuma parte de la responsabilidad económica, dada la relevancia internacional del monumento.
“La fe no solo se predica, también se preserva. El Vaticano no puede voltear hacia otro lado mientras sus templos se caen a pedazos”, comentó un ciudadano.
Más que un templo: símbolo de identidad en riesgo
La Catedral de Oaxaca no es solo un lugar de culto. Es un símbolo de la historia, la cultura y la arquitectura barroca novohispana, cuya presencia da identidad al Zócalo y al entorno urbano. Su deterioro no solo es estructural, es también una herida en el alma colectiva de la capital oaxaqueña.
Finalmente, este desprendimiento, aparentemente menor, es una advertencia clara. Las autoridades y la jerarquía eclesiástica deben tomar medidas urgentes. La restauración no puede seguir postergándose. La Catedral de Oaxaca no puede esperar a que un fragmento más cause una tragedia.