Largas filas y molestias se registraron en las oficinas de la Secretaría de Vialidad y Transporte (Sevitra), derivado del proceso para pagar la tenencia y el trámite de licencias de manejo.
Cerca de las 10 horas, hombres y mujeres esperaban turno para la generación de su línea de captura y pago en la sucursal bancaria localizada en el interior de la dependencia estatal, no obstante la fila llegaba a las afueras del inmueble.
“Algo debería hacer el gobierno para agilizar los trámites de pago, simplificarlos y que no se lleven más de media hora en cobrar, porque tal vez avanza rápido en la revisión de documentos, pero se atora en el módulo”, sostiene Juan Carlos Avendaño, propietario de un vehículo automotor.
Indica que la mayoría de personas tiene poco tiempo para realizar el pago, pero se consume más de una hora para concretarlo, por lo cual varios usuarios se salen de las filas.
Un “mar” de gente se mueve desde temprana hora en las oficinas encargadas de la política de transporte de la administración estatal, usuarios y también gestores que a las afueras buscan convencer a los contribuyentes de utilizar sus servicios.
No obstante, la desconfianza de los propietarios de las unidades de motor al dejar sus papeles en manos de personas desconocidas, hace que sean pocos los que dejan en un tercero el trámite.
A la par, una persona del sexo femenino acudió a las oficinas de Sevitra para reclamarles el cobro excesivo de la tenencia 2018, toda vez que hace un año por una camioneta de carga pagó mil 400 pesos y para el presente ejercicio subió a 2 mil 400 pesos.
“Escuché en las noticias que el mismo gobernador dijo que todas las unidades pagarían mil 600 pesos, llego y me sacan un papel en donde debó pagar mil pesos más por la tenencia, no la frieguen nos quieren exprimir a los mismos”, cuestiona.
“Por eso es que se va uno a pagar a otros estados”, le insiste la mujer de unos 45 años de edad al hombre que atiende en ventanilla.
“No podemos hacer nada, es lo que tiene que pagar”, insiste el oficinista.
La respuesta viene cargada de coraje e impotencia.
“Sí, pero la baja de las placas, me voy a emplacar a otro estado, porque aquí nada más quieren sacarnos dinero para su candidato (del PRI) y yo no les voy a dar dinero para eso”, responde.
“En otras entidades el refrendo anual está en 500 pesos y aquí me quieren sacar 2 mil 400 pesos por una camioneta de trabajo, eso no es justo”, añade mientras toma su hoja generada y enfila hacia la puerta.
Como este, muchos casos, pero no todos se los espetan en la cara a los hombres y mujeres que atienden en ventanilla, los responsables de los gravámenes no despachan en esas oficinas.
