Una vez que bajó el encharcamiento en las calles no solo de la capital, sino de la zona metropolitana han quedado al descubierto años de omisión y desenfado con el mantenimiento a la infraestructura urbana.
Tan solo en 100 metros, un automovilista puede caer no solo en uno, sino en varios baches de los que se han formado en las principales vías de comunicación, debido a lo intenso de la temporada de precipitaciones pluviales.
Sobre la Ribera del Río Atoyac, no solo llega el olor penetrante de los desechos orgánicos e inorgánicos que se acumulan sobre uno de los costados, sino también se han formado grandes albercas.
El escenario es tan peculiar que no solo sirve de circuito para los automovilistas y mototaxistas que bajan de San Martín Montoya y San Juan Chapultepec, dado que son verdaderos obstáculos los que se deben sortear.
Juan, motociclista que ha trazado su ruta de las bodegas de fruta de la Central a su trabajo localizado sobre una de las laterales de Símbolos Patrios, se detiene un momento para observar a las unidades de motor y saber con certeza en donde están los mega – baches.

Y una vez que ya observó la forma y el sitio en donde cayó pesadamente el auto compacto y casi baña con agua apestosa a los agentes de tránsito que buscan acelerar el tráfico en dicha zona de la capital, ahora sí avanza.
Temeroso van en zigzag para no caer en los hoyos y reventar el neumático y abollar el rin, la situación ya la vivió hace como un mes, cuando en esa zona paso a una velocidad considerada y al caer el bache tronó su llanta trasera.
“Hasta a mí me dolió”, dice con desenfado cuando recuerda dicho golpe a su vehículo familiar.
Su motoneta no resistió el impacto y la veloz moto terminó en terapia intensiva del taller de don Cuco.
Esta vez, con las nuevas lluvias y los inmensos cráteres formados en varios puntos de la capital ya va despacio, no quiero volver a caer en el mismo sitio y tener que erogar otros mil 500 pesos.