Hasta hace unos meses, la máquina de coser de Virginia hacía las puntadas sobre las prendas que creaba una diseñadora. Se trataba de vestimenta inspirada en los bordados del Istmo. Sin embargo, desde hace unas semanas ha cambiado la labor por la confección de cubrebocas, artículo con el que no sólo evita contagiarse de Covid-19 sino hacer frente al desempleo al que la llevó esta pandemia.
Desde su hogar, en donde pasa la cuarentena con su familia, Virginia María Jiménez echa a andar a diario su máquina como en las últimas dos décadas. Si bien no hay encargos de prendas para vestir, sí la urgencia por procurarse el alimento diario y el ingreso familiar. Y es que aunque algunas de sus hijas trabajan, el sueldo es menor al que percibían previo a la emergencia sanitaria.
Es por eso que desde San Martín Mexicápam, Oaxaca de Juárez, trata de generar ingresos con la venta de cubrebocas, los que ofrece a vecinos y amistades. Y así pasar un periodo que se pensaba para un mes y se ha extendido por varios.
“Me quedé sin trabajo, pero necesitábamos para la comida y las cosas de la casa. Entonces empecé a hacer cubrebocas para salir adelante”, ahonda la oaxaqueña. La que como otros mexicanos es parte de los 47 millones en el desempleo o con sueldos muy bajos, según señala el colectivo Acción Ciudadana contra la Pobreza, citado por El Economista.
Asimismo, es parte de las más de 15 millones de personas que carecían de empleo en abril, según una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Inegi. La que también refiere que las más afectadas son las personas adultas.
Ante este panorama, doña Virginia se dio a la tarea de buscar patrones y diseños de cubrebocas. En cada modelo usa tres capas de tela, dos de ellas de pellón quirúrgico y una de algodón decorado.
https://www.facebook.com/imparcialoaxaca/videos/631253737492325/
Aunque espera que en su taller la recontraten, cuenta que la necesidad para su familia, formada por cuatro miembros, es más apremiante, y por eso el emprendimiento. En un tiempo en el que incluso han escaseado los insumos para confección, ella ha logrado superar esto gracias a las telas y materiales con que ya contaba por su oficio como modista.
“Va uno a la mercería y no hay resortes ni telas, no hay nada”, detalla la mujer en una época de desempleo, de necesidad de ingresos y de salud.
