Playón
- 9 mdp costo del traslado de esos desechos a otras entidades
- 3 mil 500 toneladas al aire libre, lo estimado
- 18 días par el retiro de la basura
Los gobiernos municipal y estatal nunca fueron capaces de decir: ‘oye (ten) para la diarrea, para las infecciones’. No sé cómo estuvieron aguantando ellos la presión”, se pregunta Roberto, vecino de la colonia Arboledas ante la omisión que por más de 10 meses mantuvieron las autoridades de Oaxaca de Juárez y del estado frente al basurero clandestino en las riberas del río Atoyac.
“Ya era tiempo”, dice el vecino sobre el retiro de las 3,500 toneladas de desechos que comenzó la noche del 19 de junio y se ha prolongado 18 días hasta este viernes 7 de julio, cuando el área estaba prácticamente limpia. “Nos dijeron que no correspondía a ellos, que era terreno federal. Nosotros dijimos que el terreno es federal, pero la responsabilidad de la basura es del municipio. Ni así nos hicieron caso, que si queríamos bloquear que lo hiciéramos, que para ellos era mejor”.
Para Jacqueline Ruiz, comerciante de la zona, recuerda cómo la pestilencia era insoportable y la basura incluso llegaba al tianguis. “Hubo muchos casos de infecciones”, explica.
En el extremo cercano al Parque del Amor este viernes sólo permanecía un montículo en el tiradero. Aunque a lo largo se observaban camionetas particulares al interior de un terreno cercado con plásticos negros.
A varios metros de ahí, a la altura de las bodegas del Mercado de Abasto permanecían otras montañas de desechos del área que el municipio capitalino ha usado como zona de transferencia.
La colonia Arboledas ha sido una de las más afectadas por la crisis de la basura que viven la ciudad y zona conurbada desde octubre, con el cierre del tiradero ubicado en la Villa de Zaachila. Las enfermedades, principalmente gastrointestinales, fueron algunas de las consecuencias que trajo el tiradero a los vecinos y comerciantes de la zona. La baja en los ingresos porque los clientes no querían ir ante la pestilencia y los focos de infección fue otro de los estragos.
Pero también se registraron al menos cuatro incendios presuntamente provocados en ese tiradero. Vecinos y comerciantes como Roberto y Jacqueline cuentan que también hubo personas que aprovecharon ese basurero para ir por las noches a dejar cerca de él sus desechos.
La crisis de la basura comenzó a gestarse en julio con un cierre parcial del ya colapsado basurero cuyo control dejó de tener la autoridad de Oaxaca de Juárez, propietaria del mismo.
Los recolectores particulares que recorren la zona conurbada perdieron entonces toda posibilidad de vaciar los desechos por los que cobraban en el tiradero que la capital tuvo por 42 años en la Villa de Zaachila. Y al que ingresaban también camiones de otros municipios.
Sin un depósito, los entonces afiliados a la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) y después a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) optaron por instalarse en el playón del río Atoyac. El municipio negó haberles autorizado el uso de aquel espacio que siempre ha considerado como zona federal, pero ni el estado ni él ni la federación lo impidieron o actuaron para clausurarlo.
Hasta el pasado mes de junio, cuando la proximidad de las fiestas de Guelaguetza orillaron al estado y al municipio a concretar la promesa hecha en abril, la de retirar la basura de ese sitio. Aunque al inicio se contemplaba la participación de las organizaciones a las que están adheridas los recolectores, finalmente el presidente de la ciudad, Francisco Martínez Neri, dijo que solamente lo harían el estado y el municipio.
Aun se estima que el municipio pague entre 2 y 3 millones de pesos de los 9 necesarios para trasladar los desechos a depósitos certificados en estados cercanos. Pero la exigencia de los vecinos es que ahora las autoridades no permitan más un tiradero como este y el playón se recupere para otros fines.