Los 10 meses en los que la ciudad de Oaxaca ha enfrentado la crisis de la basura le han costado casi lo mismo que el presupuesto para la obra pública de ejercicio fiscal 2023: poco más de 170 millones de pesos.
Al cierre de julio, los traslados y confinamientos en depósitos certificados de Puebla y Veracruz, así como la compra de maquinaria para el manejo de los desechos, habían rebasado los 170 o 172 millones de pesos. Esto al considerar que al concluir junio eran más de 152 millones y que por mes se gastan 20 millones en envíos.
Para el ejercicio fiscal 2023, el Sistema de Información para la Planeación del Desarrollo (Sisplade) señala que Oaxaca de Juárez contará para la obra pública con 175 millones 910 mil 7 pesos del Fondo para la Infraestructura Social Municipal (FISM).
De ellos, 5 millones 277 mil 300 serán para gastos indirectos. Es decir, que para pavimentación, construcción de drenaje sanitario y de red de agua potable, entre otros proyectos, serán alrededor de 170 millones 600 mil pesos.

Pero aun cuando se contempla que los envíos se reduzcan en próximos meses con un mejor manejo de los residuos inorgánicos mediante la puesta en operación de una nueva compactadora, y que los inorgánicos se trabajen en un mayor volumen, la crisis se mantendrá al menos en lo que resta de la actual administración municipal.
Sin un terreno para el proyecto estatal del Centro Integral de Revalorización de Residuos Sólidos (CIRRSU), el ayuntamiento contempla que los traslados seguirán siendo una de las medidas ante la crisis. Y a la que espera sumar la de reducción en la generación de desechos, al menos en oficinas gubernamentales y escuelas.
Fue el 8 de octubre cuando la capital, generadora de 476 toneladas desechos diariamente (INEGI, 2020) empezó con esta crisis por la que incluso se ha buscado emitir una declaratoria de emergencia.
La dependencia de tiradero que el municipio tuvo por más de 40 años en jurisdicción de la Villa de Zaachila y la falta de otro espacio ante el colapso del mismo detonó el problema para sus más de 270 mil habitantes.
Y esto también la obligó a emprender una recolección separada de desechos, aunque el abandono de residuos persiste en algunas zonas. Por ahora, se estima que la generación de desechos ha bajado hasta las 250 toneladas, casi la mitad de la cifra de 2020. Pero la crisis persiste.
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