Aunque el acoso sexual es un delito que aplica sanciones de uno a tres años de prisión y que se advierte en casi 50% de las trabajadoras de instituciones gubernamentales, este se denuncia poco por falta de desconocimiento del marco legal o por representar una práctica “normalizada” en la sociedad.
Tan solo en los últimos dos años, la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), registró 16 quejas por acoso sexual en 2016, de mujeres entre los 12 a 43 años de edad; mientras que en 2017, se presentaron 17 quejas de personas de los 14 a 42 años.
Para las autoridades de procuración de justicia, el acoso sexual no es denunciado por las víctimas, porque ignoran que es un delito o temen represalias si el acosador representa una figura de poder.
En la mayoría de los casos, las quejas por acoso sexual son de estudiantes o trabajadoras en las instituciones de enseñanza o dependencias de gobierno, así como de empresas privadas, tanto entre pares como entre jefes y subordinados.
En un diagnóstico realizado en 2009 por el entonces Instituto de la Mujer Oaxaqueña (IMO), ahora Secretaría de la Mujer, se evidenció la problemática en la entidad, con resultados preocupantes.
El “Diagnóstico sobre Violencia Laboral y Hostigamiento Sexual al interior de la Administración Pública Estatal del Gobierno del Estado de Oaxaca”, expuso que en ese año el hostigamiento sexual-laboral es una realidad existente de graves dimensiones, pero parece ser invisible, silenciada y asumida como una práctica cultural, pese a que se sanciona como una conducta inadecuada y constituye un delito.
Se mostró que al menos 50% de las trabajadoras del gobierno en ese año, reconoció haber sido hostigada pero no denunció, mientras que el 40% desconocía que dicha acción es un delito que se puede denunciar.
¿Qué es el hostigamiento y acoso sexual?
“El hostigamiento sexual es el ejercicio del poder, en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en los ámbitos laboral o escolar. Se expresa en conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad de carácter lasciva.”
Se trata especialmente de insultos, observaciones, bromas, insinuaciones o comentarios impropios sobre la manera de vestir de una persona, su cuerpo, edad o situación familiar, por citar ejemplos.
“Una actitud condescendiente o paternalista que daña la dignidad; invitaciones o solicitudes impertinentes, implícitas o explícitas, acompañadas o no de amenazas; miradas lujuriosas u otros gestos asociados a la sexualidad; contactos físicos inútiles, como tocamientos, caricias o pellizcos”.
Más del 50% de las oaxaqueñas ha sufrido algún tipo de violencia
Registros del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), señalaron que Chiapas es la única entidad donde menos de la mitad de las mujeres declaró algún tipo de violencia (43.6%); mientras que en Guerrero, Hidalgo, Baja California Sur, Durango, Oaxaca y Tabasco, la proporción de mujeres que han enfrentado algún tipo de violencia se ubicó entre 54.1 y 55.8%.
En la entidad, de las mujeres de 15 años y más, 12 de cada 100 revelaron haber enfrentado situaciones de abuso e intimidación sexual por parte de personas diferentes a la pareja, y las que tenían entre 15 y 49 años de edad se incrementó a 16 de cada 100.
En una encuesta elaborada por el INEGI en 2015, las mujeres consultadas refirieron que entre las agresiones sexuales incluidas fueron propuestas para tener relaciones sexuales a cambio de calificaciones o de mejoras en el trabajo; castigos o represalias por haberse negado a tener relaciones sexuales; caricias o manoseos en contra de su voluntad o sin su consentimiento. Así también, les hicieron sentir miedo de sufrir un ataque o abuso sexual; además de recibir piropos groseros u ofensivos sobre su cuerpo o de carácter sexual.
Son mujeres jóvenes las más vulnerables
En la entidad esta situación se acentúa entre las mujeres jóvenes y es mayor en las adolescentes principalmente en las de 15 a 17 años (23.2%), y también con una proporción similar las jóvenes de 20 a 24 años (22.8%), que han enfrentado situaciones de abuso, intimidación, acoso y hostigamiento sexual en el trabajo, la escuela, el transporte público, la calle o lugares públicos.
Para las autoridades, el hostigamiento sexual es una manifestación de la violencia de género y está definido en Oaxaca como “el asedio, acoso o demanda de favores de naturaleza sexual para sí o para un tercero, bien sea entre superior e inferior jerárquico, entre iguales o en cualquier circunstancia que los relacione en el ámbito familiar, doméstico, docente, laboral u otro”.
En el Diagnóstico sobre Violencia Laboral y Hostigamiento Sexual al interior de la Administración Pública Estatal del Gobierno del Estado de Oaxaca, 20% de las trabajadoras había reconocido conductas de hostigamiento sexual, tales como miradas insinuantes, morbosas, guiños, lamidos de labios o gestos de carácter sexual, mientras que 43% consideró que eran las propias mujeres las que provocaban el hostigamiento sexual por su forma de actuar y vestir.
Ante el acoso sexual, según los estudios y registros de las autoridades, la respuesta de las mujeres puede ser el silencio y temor, la denuncia ante superiores de la institución o la denuncia pública ante las instancias judiciales, que podrían castigar al agresor de 1 a 3 años de prisión.
En los últimos registros de las autoridades de impartición de justicia, la violación es el delito sexual con más denuncias (más de 100 casos de 2017 a la fecha), seguido por el abuso sexual y en menor número el acoso.