Mientras los diputados de la 63 Legislatura del Congreso del Estado continúan con sus labores proselitistas, haciendo campaña y prometiendo proyectos que nunca cumplirán, la sede del Poder Legislativo se ha convertido literalmente en un museo.
Los únicos que hacen uso de las instalaciones son estudiantes y personas que acuden a las diferentes actividades que se llevan a cabo en las salas audiovisuales, pero los trabajados legislativos siguen paralizados.
Los actuales diputados de todas las fracciones parlamentarias como el PRI, PAN, PRD, Morena y PT, abandonaron sus deberes desde el inicio del proceso electoral 2017-2018, para concentrarse en obtener nuevos puestos de elección popular.
Tras la jornada violenta que se vivió este lunes en la Central de Abasto de la ciudad de Oaxaca, donde taxistas del Sindicato Libertad y de la Confederación Mexicana de Trabajadores (CTM) provocaron hechos violentos, los flamantes diputados-candidatos o diputados chapulines, únicamente lanzaron llamados vacíos desde las calles.
Pese a su ausencia en el congreso local, la diputada de Morena, Hilda Luis, se limitó en lamentar la situación de violencia y a exigir la actuación de las autoridades municipales y estatales.
Lo mismo ocurre con otros legisladores como el coordinador de la Fracción Parlamentaria del PAN, Juan Mendoza Reyes, quien al no solicitar licencia ha violentado la norma electoral, pero goza de total impunidad.
Otros diputados chapulines que dejaron sus curules destacan el candidato a la presidencia municipal de Oaxaca de Juárez, Samuel Gurrión Matías; el diputado del PRD, Carol Antonio Altamirano y el priista Dónovan Rito.
