Eclipse de sol en Oaxaca: “fue toda una fiesta”
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Eclipse de sol en Oaxaca: “fue toda una fiesta”

Aunque las autoridades estimaban el arribo de unas tres mil personas, pasado el mediodía se contaban cerca de mil y seguían llegando


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Fotos: Adrián Gaytán // Largas filas en el observatorio astronómico para presenciar el eclipse de Sol de forma segura.

Las filas no se hicieron esperar. Apenas iniciaba el eclipse y en la avenida Nicolás Copérnico la gente tomaba aire para subir. Llegar al Observatorio Astronómico Municipal Canuto Muñoz Mares, en la ciudad de Oaxaca, requería no solo del interés por el espectáculo que prometía el universo sino de las energías para caminar cuesta arriba. Al sonido de las chicharras que anuncian las próximas lluvias se sumaban los de los vendedores de paletas heladas y de papas.

¡Las paletas de agua o de leche, las paletas! Una paleta de agua, mire!” Por 20 pesos, se podía conseguir una de coco, limón, piña, tamarindo o chamoy. En los alrededores del cerro se escuchaban también los motores de los vehículos que pasaban por la zona, varios que terminaron estacionados en la vía federal, así como el aire que ayudaba a mover las nubes de una mañana nublada y que había enredado la bandera junto al monumento a Benito Juárez.

En el último tramo, que divide al camino en dos para ir al observatorio o al planetario, un policía vial marcaba la ruta a seguir. Y en ella no solo se colocaba un puesto de dulces sino uno de los Testigos de Jehová. La ocasión era muy distinta a la de 1970 o a la de 1991, cuando se vivieron eclipses totales en el país.

Pero eso no mermaba la emoción de cientos de personas de todas las edades que llegaron para admirarlo en el telescopio principal del observatorio o en los habilitados en el patio. Para los más pequeños, que iban con sus abuelos o padres, en uniforme o sin él, era la primera vez; para la mayoría de adultos, la segunda o la tercera ocasión en que presenciaban un fenómeno de esta magnitud.

 

Foto: Adrián Gaytán // Oaxaca cuenta con equipo especializado para los avistamientos astronómicos.

 

Hace un año que Érika Matus vive en Oaxaca. En 1991 vivió el eclipse total en la ahora Ciudad de México. “Fue fabuloso, increíble y muy emocionante, sobre todo porque es un fenómeno que sabía que existía, pero no se siente igual vivirlo que te lo platiquen”.

Con una mica para soldador, y en espera de verlo desde un telescopio, Érika se animó a observarlo primero con una mica para soldador. “Muy seguro, muy bonito, se ve perfecto”, contaba con una gran sonrisa.

Para Elia Ávila, el eclipse no representaba tanta emoción, aunque sí curiosidad porque su nieta Romina anhelaba verlo. “Estamos movidos por ella (Romina), ella insistía en verlo”.

Me pareció muy bonito”, decía la pequeña de 7 años que tras este eclipse está emocionada por admirar otro más.

 

Pensé que al llegar acá no iba a haber tanta gente, pero se hizo toda una fiesta”, decía don Víctor, quien a sus 52 años sentía una emoción como la de 1991, cuando acudió a una población cercana a Zimatlán para observarlo. “Se oían cantando los gallos que se iban a dormir”. Como ahora, entonces también hubo recomendaciones y sugerencias para verlo de manera segura.

 

De este lado contamos con dos tendederos con lentes solares para que no hagan fila y de manera instantánea puedan observar el sol”.

 

 

Foto: Adrián Gaytán // Menores de edad pudieron recibir clases de ciencia tanto en el observatorio como planetario.

 

 

Por el altavoz, una joven repetía las indicaciones de no mirar directamente al sol, también el no tocar los filtros de los lentes y solamente observar por máximo 15 segundos para evitar daños a los ojos.

El eclipse de sol, que para algunas partes del país sí fue total, fue parcial para el estado de Oaxaca. El punto máximo de 67 o 68 por ciento llegó a las 12:13 horas. Sin embargo, cerca de las 13:00 horas, las filas seguían en la avenida Nicolás Copérnico y otros oaxaqueños o visitantes aún subían por esta vialidad del Cerro del Fortín, donde además del eclipse se podía admirar a la ciudad de Oaxaca.


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