Con manojos de cempasúchil y cresta de gallo o borla, cientos de familias llegan al panteón Mitlancíhuatl, en Santa Cruz Xoxocotlán. El camposanto es mejor conocido como el “nuevo”, aunque tiene ya más de 40 años. Es domingo 29 de octubre y al mediodía muchos de los visitantes se retiran, pero otros más arriban para limpiar las tumbas de sus seres queridos. Remozar las tumbas es parte de la tradición del Día de Muertos y esta puede ir desde quitar la maleza hasta repintar las cruces y rejas o levantar un sepulcro de concreto.
Junto a su hijo y su nieto, doña Virginia relata que en este cementerio yacen los restos de su esposo José García, fallecido hace 19 años. Con dolencias propias del envejecimiento, a ella ya le es imposible venir constantemente, pero apoyada por sus hijos cumple con la cita anual para reencontrarse con quien fuera su compañero.
Con pala y pico, un par de hermanas radicadas en Ciudad de México limpia las tumbas de Irene y Rafael Jiménez. Son sus padres, a los que como cada año visitan para honrar sus memorias en este camposanto. Sus restos yacen aquí porque ellos eran originarios de Xoxocotlán. Hilda dice que acudir en estas fechas es una tradición que aprendieron de sus padres, pues hasta hace cuatro años (cuando murió el primero de los suyos), a quienes visitaban eran sus abuelos.
Para ambas, lo esencial de estas fechas es mantener las costumbres y recordar a sus difuntos, esperarlos con las ofrendas en los altares y acudir al Mitlancíhuatl a velarlos la noche del 31 de octubre.
Que las nuevas generaciones conozcan las tradiciones y se involucren en ellas es lo que procura Ivonne, originaria de Xoxocotlán y que este domingo retira las flores dejadas hace unos días. Durante este domingo ha venido con sus dos hijos y su padre a arreglar las tumbas de su madre, Alberta; de su abuela, María Pérez y de su tía Jovita. Por turnos, la limpieza se reparte en este día caluroso que obliga a la mayoría a cubrirse con sombreros y gorras. “En casa tenemos las costumbres y tradiciones y venimos cada 8 días a verlas, también les ponemos ofrenda”.
Melitón Montes López es originario de Sola de Vega y ahí aprendió de esta tradición cuando visitaba las tumbas de sus abuelos. Pero hace cuatro décadas que radica en Xoxocotlán, por lo que se considera más parte de este pueblo, en donde también yacen los restos de sus padres. “Para mí ha sido algo muy hermoso”, dice López sobre la costumbre de venir a remozar los sepulcros y así mantener viva una tradición que también comparte con sus hijos.
La música es parte de la costumbre de limpiar los sepulcros y aquí se escuchan varios géneros. Pero también canciones que evocan los momentos compartidos en vida con los ahora difuntos o temas que describen el vacío porque ya no están.
