Buñuelos, un dulce tradicional para deleite local y de visitantes
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Buñuelos, un dulce tradicional para deleite local y de visitantes

Tras dos años en que la pandemia limitó la venta algunas cocineras consideran que en este año ha mejorado


Buñuelos, un dulce tradicional para deleite local y de visitantes | El Imparcial de Oaxaca
Fotos: Lisbeth Mejía / Un deleite, disfrutar de los ricos buñuelos en Oaxaca

Crujientes y elaborados en el día y horas antes de su venta al público, los buñuelos es un dulce tradicional que en esta época vuelve a venderse para deleitar a oaxaqueños y visitantes de la otrora Verde Antequera. Ya sea en ferias populares y religiosas, o como puestos colocados al final del andador turístico y en torno al atrio de San Agustín, este dulce hecho a base de harina y huevos es parte de la cultura del estado.

Tras dos años en que la pandemia de Covid-19 limitó la instalación de los puestos y la misma venta, algunas cocineras tradicionales consideran que en este año ha sido mejor, aunque ahora lidian con los incrementos en precios de insumos. Las harinas y los huevos, así como el aceite, son los principales ingredientes e insumos para la elaboración de los buñuelos. El “jarabe” que se les añade está elaborado a base de piloncillo o panela, y en algunos casos se aromatiza con anís y canela.

Desde el puesto de buñuelos Sarita, la encargada comparte que recetas como las de estos dulces se han transmitido por varias generaciones en las familias oaxaqueñas. En este caso, la elaboración y venta alcanza los 60 años de tradición y teniendo como principal espacio para la venta las verbenas religiosas de la capital, desde la de la Virgen de Guadalupe hasta la de la Soledad, además de permanecer varios días más para las festividades decembrinas, en las que es habitual comerlos. Incluso hasta en el Día de Reyes.

Los buñuelos, cuenta una de las encargadas, son un dulce tradicional que se elabora a base de harina, huevos y leche. Se trata de una especie de tortilla que se fríe en bastante aceite y que posteriormente se escurre. Para comerlos, se le puede agregar el “jarabe” de piloncillo y un poco de azúcar con colorante comestible.

En la capital y otros municipios cercanos, su consumo va de la mano de una costumbre: la de romper el plato de barro en el que estuvo servido el buñuelo. Esto último para pedir un deseo o deseos para el año que se aproxima, explica la vendedora. Pero aclara que para romper el plato este debe de ser lanzado hacia atrás.

En estas fechas, el consumo de los buñuelos se da junto con un café, atole y otras bebidas tradicionales.

Si bien la venta ha aumentado en la actual temporada navideña, el precio de los dulces ha tenido un incremento, dado a su vez por el aumento en el precio de las harinas, el aceite, los huevos y demás. En esta ocasión, cada pieza se suele vender en 50 pesos, aunque en años anteriores ha sido en 40 o menos.

 

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