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La verdad de las urnas


DE PARADOJAS Y UTOPÍAS | El Imparcial de Oaxaca
Se acabaron las campañas y las especulaciones. La participación ciudadana en las urnas dirá la última palabra.

1).- Más que vaticinios

Hoy, los oaxaqueños iremos a las urnas. Después de meses de especulaciones, vaticinios, litigios, dimes, diretes y dos meses de campaña, respecto a candidatos y candidatas, la frialdad de las casillas, el conteo de boletas y las actas de escrutinio, nos darán el resultado final. Siete candidatos (as) participan en este ejercicio democrático, en donde también se juega el destino de nuestro estado. Salomón Jara, de la coalición “Juntos haremos historia en Oaxaca” (Morena-PVEM-PT-PUP); Alejandro Avilés, el Triple A, candidato común PRI-PRD; Natividad Díaz Jiménez, del PAN y Alejandra García Morlán, de Movimiento Ciudadano (MC). Además, Bersaín López, de Nueva Alianza Oaxaca y dos aspirantes ciudadanos e indígenas: Mauricio Cruz y Jesús López.

2).- Fin a la sofocante publicidad

Se acabaron, pues, los spots, las imágenes extenuantes en la TV, los rostros sonrientes ataviados con collares de flores, rodeados de mujeres, artesanas, campesinos o niños. Con certeza, la propaganda en espectaculares, redes sociales, bardas, pegotes en taxis o autos particulares y camiones y toda esa asfixiante contaminación visual, será retirada. O debería ser. Atrás queda el triunfalismo de los equipos de campaña y ese abominable ir y venir con “el candidato (a)”. Las reuniones, los mítines, la estructura y toda esa faramalla tan superficial como inocua. También los golpes bajos y patadas debajo de la mesa, tan usuales al interior de los equipos. Puros generales. La tropa no cuenta.

3).- Cambiar para seguir igual

Hoy se movilizarán las estructuras para mantener la presencia de partidos y coaliciones en las casillas. Algo innegable es que las campañas, sin excepción, dejaron más dudas que certezas entre la ciudadanía. Hay inercias políticas, pero también mucho desencanto. En el imaginario colectivo —para no decir la concience colectif, término usado por el padre de la Sociología, Émile Durkheim— el ciudadano de a pie piensa que habrá un cambio para seguir igual. Promesas muchas, pocas propuestas reales, viables, factibles. Si en la genealogía de la 4T prevalece la visión depredadora del PRI —el 90% abrevó aquí— es cierto, todo cambia para seguir igual.

4).- Órganos confiables

Por fortuna, aquel viejo eslogan de fraude electoral ha ido quedando atrás. Tenemos hoy en día árbitros confiables. He ahí el porqué la controvertida Reforma Electoral propuesta por el ejecutivo federal al Congreso, sigue sin convencer. El INE y los OPLEs son producto de la larga lucha de los mexicanos por tener instrumentos imparciales, apegados a la legalidad y respetuosos de la voluntad ciudadana. No son caprichos de autócratas o enajenados con el poder. Hoy se pondrá a prueba su verticalidad e imparcialidad, sobre todo, ese perfil ciudadano que habremos de defender.  

5).- Que gane el mejor

El pueblo oaxaqueño requiere de elecciones limpias, con civilidad y paz social. Coaliciones, partidos y candidatos deben dar ejemplo de cordura y tolerancia. Ya basta de litigios engorrosos como los que padeció Salomón Jara, antes de ser candidato. Las campañas y mensajes, con todas sus deficiencias, deben ser un aliciente para emitir un voto libre y razonado. Dos son los punteros: Salomón y Avilés. Pero hay cinco más que no por ser poco favorecidos en las encuestas, carecen de competitividad. Hoy es el día. Iacta alea est (la suerte está echada), la frase memorable de Julio César al atravesar El Rubicón, en La Guerra de las Galias.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Ningún mexicano, medianamente informado —chairo o fifí— puede negar que México se ha convertido durante el gobierno de la 4T, en un narco Estado. No es Calderón ni Peña Nieto; no es la introducción abierta de armas por las que se ha rasgado las vestiduras el canciller Marcelo Ebrard, acusando a proveedores de los Estados Unidos. No. Es la cada vez más abierta y cínica connivencia entre gobierno y grupos criminales. La estocada final al país podría cocinarse hoy: entregarle todo a la delincuencia organizada. Porfirio Muñoz Ledo tiene razón.

— Algo moralmente cuestionable dejaron las campañas a la gubernatura. Las traiciones al interior de los propios partidos y coaliciones; las patadas y codazos en los equipos de campaña; el oportunismo y la zalamería; la simulación y la falta de principios. En pocas palabras, la bajeza de nuestra política aldeana, sin omitir colores ni banderas. Todos medidos con el mismo rasero.

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