Triste aniversario para el milenario árbol del Tule
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Triste aniversario para el milenario árbol del Tule

Desde abril de 2020, a raíz de la pandemia, quedaron cerrados los accesos al milenario ahuehuete de Santa María del Tule


Triste aniversario para el milenario árbol del Tule | El Imparcial de Oaxaca

Ni el sol o las cintas amarillas de restricción impiden que los visitantes se tomen la fotografía para dejar constancia de su visita al milenario ahuehuete. Pero las imágenes, antes tomadas al pie del Árbol del Tule, ahora son a decenas de metros. “No pueden salir todos, o son las letras o el árbol”, le dice una mujer a otra y los niños que posan frente al parque de Santa María del Tule.

En primer plano están los visitantes; en un segundo, la escultura de unas alas con motivos de textiles tradicionales; después, un conjunto de letras multicolores que forman la palabra El Tule, similar a las de otros tantos pueblos y ciudades del país, principalmente destinos turísticos o pueblos mágicos.

Al fondo se observa el templo de Santa María, dos enormes ahuehuetes y el palacio municipal. El árbol ubicado entre la parroquia y el palacio es al que cada segundo lunes de octubre se le dedica una fiesta. Esta puede durar varios días e incluir actos de comunión entre el ejemplar y la humanidad. La jornada se ha conocido como el Día del Árbol del Tule o Festival Internacional del Árbol del Tule.

Pero desde 2019, en el último festejo por un aniversario más, el ahuehuete cuya edad se estima en más de 2 mil años no ha vuelto a ser objeto de recitales, rituales y ferias. Durante más de un año y medio, la pandemia de Covid-19 ha hecho que las autoridades municipales de Santa María del Tule cierren el acceso al milenario árbol, lo que genera decepción entre los turistas nacionales y extranjeros, además de afectaciones a comerciantes y artesanos.

En este lunes —cuando se esperaba la habitual celebración— el día fue como cualquier otro del último año y medio. Fue similar a 2020, pues tampoco hubo festejo.

Un viaje de miles de kilómetros, pero sin éxito

Al menos un trabajador vigila que nadie cruce por las cintas amarillas colocadas alrededor del parque, entre los mercados de artesanías y gastronómico y por la parte de atrás de la iglesia. Bajo el ardiente sol, un grupo de amigos españoles ronda el cerco para encontrar el mejor ángulo o el acceso al árbol milenario. Al final desiste, mirar de cerca al ahuehuete es imposible y solo queda tomarse una foto a lo lejos.

“¡Miles de kilómetros de viaje para nada!”, recrimina la única mujer de entre los cuatro extranjeros.

La familia proveniente de Acapulco, Guerrero, trata de salvar el viaje con varias fotografías. Lo mismo hacen unos jóvenes que no demoran más de cinco minutos en el perímetro. Una patrulla de la Policía Municipal recorre el área para recordar a los visitantes que solo se pueden quitar el cubrebocas para la foto, pero no más tiempo.

Lilí y Berenice llegaron el domingo a la ciudad de Oaxaca y este lunes su primera actividad fue visitar el Árbol del Tule. “Sabemos que es algo bien característico de aquí, pero pues no está abierto al público”, cuenta Lilí, quien ya había intentado en diciembre ingresar al atrio de la iglesia, en donde se localiza el árbol. “Yo dije: a lo mejor ya está abierto ahorita”.

Con el semáforo epidemiológico en verde y luego de ver que las recomendaciones sanitarias se inclinan por los lugares abiertos o con actividades al aire libre, ambas se preguntan por qué en este lugar no se ha decidido reabrir. “Esperemos que pronto lo puedan abrir”, dice la visitante de Monterrey, quien junto a su amiga confía en encontrar atractivos abiertos al público “para que valgan la pena las vueltas”. Ayer, no tuvieron más opción que conformarse con ver desde lo lejos al milenario ahuehuete o sabino.

Comerciantes resienten caída de visitantes y cierre del árbol

Aun con los accesos cerrados al público, el Árbol del Tule acapara a los pocos visitantes que llegan a este sitio, pero los mercados de artesanía y el gastronómico deben conformarse con los menos. Fue en abril de 2020, en los inicios de la pandemia, cuando se restringió el acceso al árbol, recuerda Ángela Santiago.

Desde su puesto de huaraches artesanales, la oriunda de esta comunidad dice que al menos en su local las ventas son muy bajas, pues estas dependen de la afluencia turística y esta es menor. Además de que percibe la molestia de los pocos turistas que intentan ingresar al atrio para conocer al árbol.

La situación económica no es tan distinta en el mercado gastronómico. Josefina Matías Cortés, presidenta del comité del mercado, señala que la pandemia ha impactado seriamente en las ventas de ellas y sus compañeros, poco más de una veintena. Pese a ello, mantiene la esperanza porque en un mes o en diciembre las autoridades decidan reabrir el acceso al árbol.

“Esperemos que vengan las peregrinaciones, las personas que quieran venir, creo que para diciembre ya reabren”, externa Matías, aunque aclara que aún no hay información oficial que lo confirme.