Cuando Francisco Toledo tenía poco más de 13 años, complementaba sus estudios de secundaria en el Instituto de Ciencias y Artes con clases en la Escuela de Bellas Artes.
Ahí conoció de la gráfica bajo la guía de Rina Lazo y Arturo García Bustos (ambos exintegrantes del Taller de Gráfica Popular) y supo de la obra de Francisco Goya.
Pero aquel joven, que solía pasar el tiempo grabando y dejaba de lado los exámenes de la secundaria, guardaba en sí otra inclinación por el arte: la fotografía.