Sana distancia, imposible de cumplir en el Centro Histórico de Oaxaca
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Sana distancia, imposible de cumplir en el Centro Histórico de Oaxaca

Un recorrido por los negocios del centro de la capital ha revelado la dificultad de mantener las medidas sanitarias por la pandemia


Sana distancia, imposible de cumplir en el Centro Histórico de Oaxaca | El Imparcial de Oaxaca

Aunque en los establecimientos comerciales y restaurantes del Centro Histórico de Oaxaca los protocolos sanitarios se mantienen en lo general, la sana distancia y el uso de cubrebocas son dos de las medidas que no siempre se cumplen por parte de transeúntes y clientela.

Con una ciudad que sigue liderando en el número de contagios y muertes por Covid-19, pero en la que también se espera una afluencia de turistas por la temporada vacacional, algunas medidas implican retos a más de un año de la pandemia.

En la gran parte de los establecimientos, la disposición de filtros sanitarios es la regla, aunque aún hay algunos comercios, como en la calle 20 de Noviembre, donde no existen ni tapetes desinfectantes ni carteles que recuerden el uso de cubrebocas.

En los restaurantes de los portales, incluso se observa que hay personal dedicado a recibir a clientes y dotarles de gel antibacterial, tomarles la temperatura, entre otras medidas y protocolos. Sin embargo, y aunque en varios las mesas guardan una distancia, en otros la disposición de tales es muy cercana, como se observó en un recorrido efectuado la mañana de este martes.

Las medidas sanitarias se han seguido, al menos entre los negocios adheridos a Comerciantes Establecidos de Oaxaca (CEO). “Desde el día uno de la pandemia pusimos las reglas de sanidad: el cubrebocas, el gel antibacterial, el tapete sanitizante, no permitir mucho aforo de personas”, señala Patricia Cuevas, representante del ente.

Sin embargo, y aunque afirma que no han bajado la guardia, en los establecimientos del ente aún se observa que algunos clientes no quieren usar el cubrebocas, especialmente personas provenientes de otras comunidades o visitantes extranjeros. “Cuando uno les hace la observación o no les permite la entrada, se molestan y hasta nos dicen groserías”, apunta Cuevas.

Las medidas al interior de los establecimientos se mantienen, pero cumplir con ellas en el espacio público no siempre es posible. Con la proliferación de puestos en la Alameda de León, el andador turístico, el zócalo y calles aledañas, la sana distancia es imposible de conservar.

Para Cuevas, esto influye en los comercios, en el libre tránsito, que “ya no lo tenemos” y sobre todo en la salud.


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