Empanadas de Corpus, una delicia en tiempos de Covid
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Empanadas de Corpus, una delicia en tiempos de Covid

En el contorno del zócalo y la Alameda, el corazón de la ciudad, se ubican varios puestos de venta; regresa la alegría y tradición que en el 2020 hizo una pausa obligada.


Empanadas de Corpus, una delicia en tiempos de Covid | El Imparcial de Oaxaca

Ya es mediodía y la venta de las ricas empanaditas de Jueves de Corpus Christi llega a su esplendor después de la ausencia de 2020, debido a las restricciones impuestas debido a la pandemia por el Covid-19. Algunas calles de los barrios de la capital revivieron el olor del pan fresco con relleno de lechecilla, mermelada de piña y coco rallado, cuyo sabor enamora a miles de personas. 

Las vendedoras –en su mayoría mujeres– este año lucen diferente; dadas las restricciones, portan cubrebocas y emplean frecuentemente gel antibacterial para evitar cualquier riesgo de contagio.

Es la esquina de la calle de Hidalgo y Valdivieso, una bocacalle importante por el tránsito de personas, ahí doña Rosalba, con  30 años de salir cada año a ofrecer las empanada, sigue con las mismas ganas de vender el mejor producto. Porta una blusa roja, mandil blanco y, con una protección en el cabello, atiende de manera diligente a la clientela que llega “poco a poco”. 

En el contorno del zócalo y la Alameda, el corazón de la ciudad, se ubican varios puestos de venta, regresa la alegría y tradición que en el 2020 hizo una pausa obligada.

La iglesia Católica celebra el Jueves de Corpus Christi 60 días después del Domingo de Resurrección para conmemorar la institución de la Sagrada Eucaristía. 

Desde una calle cercana al puesto de Rosalba se acerca una mujer y lleva a su hijo de 8 años, ambos regresan de realizar algunas compras, por lo que cargan unas bolsas en la mano.

“Mamá, quiero una empanadita, cómprame una de lechecilla”, refirió el pequeño al acercarse al olor de los bocadillos que estaban detrás de unas vitrinas de vidrio y cubiertas de plástico. “A seguir la tradición”, respondió la señora al momento de sacar de su bolso un billete de 50 pesos. 

No solo le compararía al pequeño, también lleva “itacate” para la hermana y algún otro familiar, un delicioso postre cuyo precio osciló entre los 10 y 12 pesos. 

“No toda la gente sabe qué tradición se conmemora, muchos solo compran las empanaditas en esta fecha, sin tener la fe”, comentó Rosalba.

Transcurren los minutos y cerca de las 14 horas el puesto y el adjunto lucen vacíos, con poca clientela. Metros adelante, sobre la avenida de Independencia, esquina con 20 de Noviembre, está la señora Mary, quien comercializa las empanadas y vende en ferias. 

A esa hora ya ha vendido 500 piezas; la meta es alcanzar a colocar mil empanadas. “No es lo mismo a años anteriores, pero seguimos preservando esta costumbre”, refirieron.

Para este viernes continuarán ofreciendo las empanadas en las calles de la ciudad, esta que es una dulce tradición.