“Cuando muera, quiero quedarme en Oaxaca”: padre Barragán
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“Cuando muera, quiero quedarme en Oaxaca”: padre Barragán

Celebra con familiares y amigos sus 50 años de misión sacerdotal


“Cuando muera, quiero quedarme  en Oaxaca”: padre Barragán | El Imparcial de Oaxaca

“El día en que yo me muera, quiero que me sepulten acá en un terreno que ya compré. Quiero quedarme en Oaxaca”, pidió el padre José Guadalupe Barragán Oliva en su misa de conmemoración por sus 50 años de misión sacerdotal. 

Ayer, el sacerdote se rodeó de familiares y amigos en el templo de Felícitas y Perpetua en Santa Lucía del Camino para dar gracias por su actividad y de entregarse a Dios. 

Llegaron hasta este espacio católico, familiares, hermanos, sobrinos y gente de su natal Rancho La Vega, Jalisco, donde nació un 12 de diciembre de 1942.

Ahí, frente a su comunidad católica y de sus allegados, añadió: “Cuando me ordené me propusieron irme a San Cristóbal, Tabasco y Oaxaca, elegí Oaxaca, y esta entidad me recibió y acá estoy”, contó. 

Externó que no se siente extraño en el presbiterio de Oaxaca y ahora, cuando le preguntan ¿quién eres?, él responde: “Soy Guadalupe Barragán, sacerdote de Oaxaca”. 

En un momento de nostalgia, el exvocero de la Arquidiócesis de Antequera, rememoró sus recuerdos. 

“Muchos recuerdos vienen… los viejos vivimos de recuerdos, mientras escuchaba las lecturas estaba reviviendo la misa de mi ordenación sacerdotal”, añadió.

Contó su anécdota de que, al no tener recursos económicos, pidió a sus superiores, ir a ordenarlo a su tierra para que su familia pudiera estar con él. 

“Mi familia no podía ayudarme porque eran muy pobres, y la riqueza espiritual es lo mejor que tengo”, indicó para después contar que ha estado en la Costa, en la Sierra, pero su vida la ha fincado en Valles Centrales. 

“Dios a través del pueblo, de mis obispos, me ha dado muchísimo. No hay con qué pagarle todo lo que me ha dado. Dios me ha dado tanto y cada día, y principalmente este año, que ha sido de mucha reflexión, Dios gracias”, señaló.

Con su lema: “me ungió y me mandó a evangelizar”, refrendó su compromiso con su misión. 

Guadalupe Barragán dijo que se siente amado, querido y en ningún momento rechazado en parte o de persona alguna.

“Soy un cura feliz y en este momento, solo tengo una palabra: Gracias Dios, por los padres que me diste, por el ambiente que me formé. Gracias por Oaxaca, por mis obispos que me han permitido ser el ‘Padre Barragán’”, finalizó.