Donají: con la amenaza del crecimiento urbano
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Donají: con la amenaza del crecimiento urbano

En torno al ejido se ha frenado la construcción de nuevas casas, aunque no del todo, como reconocen habitantes de la agencia, de los pocos que cuidan un bosque y mantienen el cultivo de sus tierras


Donají: con la amenaza del crecimiento urbano | El Imparcial de Oaxaca

Casas suntuosas, con cámaras de vigilancia y mallas de protección están al lado de otras con techos de láminas o que parecen inconclusas. En la agencia municipal Donají, una de las 13 demarcaciones que conforman junto con Oaxaca de Juárez a este municipio, transitan autos último modelo, mototaxis e incluso algunos asnos. 

En esta zona los contrastes son marcados, y eso se observa en la zona ejidal, donde si bien se permiten los cultivos de temporada, hay una casa sobre terreno ejidal que no debió construirse. También un cambio en su población, que no solo ha aumentado con el paso del tiempo sino se ha modificado al combinar avecindados y personas “nativas”.

“El pueblo llegaba como a 100 metros (del inicio del ejido Donají) hace como unos 30 años, pero ha crecido mucho. Cada poblador tenía un terreno de 40 por 40 metros y lo cultivaba”, recuerda Germán Acevedo, un vecino que a diferencia de otros sigue en la siembra de maíz a la par de emplearse en la albañilería.

“Ahora está lleno de casas, ya nadie tiene para sembrar”, dice luego de ir a su parcela, desde una vía polvorosa donde suben mototaxis y camionetas. Desde donde hay maquinaria de construcción, un gran tanque de agua y señalamiento de propiedad privada.

La gente vendió sus terrenos por motivos diversos, reconoce don Germán: unos por necesidad, otros por pagar con la venta de ellos alguna fiesta, y unos más porque se trataba de una herencia que no querían cultivar. “Se fue llenando todo” y aunque algunos nativos siguen en el área, ha aumentado el número de avecindados. Hay una casa, dijo, que no debería estar en terrenos del ejido, pero por tratarse de un ejidatario se hizo una excepción. 

Tras la reja del Ejido Donají Parque Nacional Benito Juárez —creado hace poco más de cinco años como una manera de preservar la naturaleza y generar un atractivo— David Arango Garzón, secretario del Comisariado Ejidal de Donají, dice que “es cosa de los dueños de los terrenos: el que por necesidad vende su terreno o parcela, se le permite”. Aunque a los nuevos avecindados se les involucra en las obligaciones como a todo habitante nativo, su poder es restringido, apunta.

Junto al Ejido Donají (propiedad de 80 ejidatarios) están terrenos comunales de San Andrés Huayápam y de San Felipe del Agua. Pero “la zona urbana está dentro del ejido (Donají)” fundado en 1927, explica, lo mismo que la zona agrícola (que va del libramiento norte hacia arriba) y las 480 hectáreas “de monte”. En este último hay árboles de tamaño pequeño u otros altos, como pinos.

“Hace 40 años se prohibió la corta de leña verde, solo muerta, y a partir de esa fecha crecieron encinos”, ahonda el secretario de bienes ejidal sobre un área que por entonces carecía prácticamente de vegetación. Pero en donde sobrevive un arroyo que alimenta al Río Salado.

Sin embargo, reconoce que en los últimos años el panorama ha cambiado. Si en la agencia hay “casas grandes”, es porque sus dueños son nuevos avecindados y “de dinero”. “Rara es aquella persona de nosotros que tengamos una casa de esas”, dice el secretario del Comisariado Ejidal de Donají.