Una serie de reglas de acceso difundidas para una vela tradicional en esta ciudad del Istmo de Tehuantepec ha provocado un intenso debate entre la defensa de las prácticas culturales y el respeto a los derechos de género.
La controversia estalló tras la circulación en redes sociales de carteles informativos donde se prohíbe explícitamente la entrada a “hombres vestidos de mujer y mujeres vestidas de hombre” a la Vela Cheguigo. La medida generó inconformidad entre integrantes de la comunidad muxhe, quienes han expresado sentirse excluidos de un evento considerado parte del patrimonio cultural colectivo.
ACTIVISTA ELVIS GUERRA SE PRONUNCIA
El poeta y activista Elvis Guerra dirigió una carta al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), solicitando su intervención. En el documento, el escritor juchiteco plantea que estos espacios comunitarios deberían ser accesibles para todas las identidades de género, sin que la expresión personal represente un obstáculo.
“Las velas son eventos públicos donde se convoca a la comunidad entera. Limitar el acceso con base en la vestimenta afecta los derechos fundamentales de muchas personas”, escribió Guerra, quien también pidió capacitación para organizadores sobre diversidad sexual y de género.
OTRAS OPINIONES
Frente a estas declaraciones, voces del ámbito cultural han pedido un abordaje respetuoso y contextualizado. El historiador zapoteca Gubidxa Guerrero, presidente del Comité Melendre, subrayó que las velas no son simples fiestas populares, sino rituales comunitarios organizados bajo normas internas que responden a una cosmovisión específica.
“La autonomía cultural implica que las comunidades puedan organizar sus celebraciones con base en acuerdos colectivos. Esto no implica necesariamente una intención de exclusión, sino el respeto a reglas tradicionales compartidas”, explicó Guerrero, quien propuso establecer mesas de diálogo entre los distintos sectores involucrados.
POLÉMICA Y POLARIZACIÓN
El caso ha polarizado opiniones. Por un lado, defensores de los derechos humanos argumentan que ninguna costumbre debe justificar actos de discriminación; por otro, líderes comunitarios sostienen que imponer criterios externos puede poner en riesgo la continuidad de prácticas ancestrales.
La situación ha puesto sobre la mesa un conflicto más amplio: cómo armonizar los principios de inclusión con los derechos de los pueblos indígenas a regirse por sus usos y costumbres. En Juchitán, donde la presencia muxhe ha sido históricamente visible y reconocida, el tema adquiere una relevancia aún mayor.
Finalmente, por ahora, mientras el CONAPRED analiza el caso y algunos colectivos promueven acciones informativas, la conversación sigue abierta. La resolución del conflicto podría sentar un precedente sobre el alcance de la autonomía cultural en contextos de diversidad e inclusión social en México.