Durante una conferencia de prensa celebrada en su residencia de Mar-a-Lago en Miami, Florida, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al anunciar su intención de cambiar el nombre del Golfo de México a “Golfo de América” una vez que asuma el cargo el próximo 20 de enero.
“Vamos a cambiar el nombre del Golfo de México por el ‘Golfo de América’, que suena muy bien y abarca una gran extensión de territorio. Qué nombre tan hermoso. Y es apropiado, realmente lo es”, declaró Trump ante los medios, reafirmando su estilo directo y polarizador que ha marcado su trayectoria política.
UN CUERPO DE AGUA COMPARTIDO POR TRES NACIONES
El Golfo de México es un cuerpo de agua semicerrado que forma parte del océano Atlántico, con una extensión aproximada de 1 millón 550 mil kilómetros cuadrados (km²). Sus costas abarcan México, Estados Unidos y Cuba, lo que lo convierte en una región de alta relevancia económica y estratégica para los tres países.
En México, los estados que bordean el golfo incluyen Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, mientras que en Estados Unidos se encuentran Texas, Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida. Por su parte, Cuba tiene una menor extensión de costa que también se conecta al golfo.
De acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), cada nación tiene soberanía sobre sus aguas territoriales hasta 12 millas náuticas desde la costa y derechos exclusivos sobre sus zonas económicas (hasta 200 millas náuticas). Sin embargo, las partes más alejadas se consideran aguas internacionales.
REACCIONES Y CONTEXTO HISTÓRICO
El anuncio ha provocado una mezcla de reacciones en redes sociales y entre expertos en relaciones internacionales. Algunos califican la propuesta como un gesto simbólico de soberanía y otros como una medida innecesaria que podría tensar las relaciones entre las naciones vecinas.
Históricamente, el nombre del Golfo de México está vinculado a las exploraciones españolas del siglo XVI, aunque antes de la llegada de los europeos los pueblos indígenas ya tenían denominaciones locales para estas aguas. El nombre actual refleja siglos de historia compartida entre las naciones que lo rodean.
UN PROYECTO DE LEY EN MARCHA
La congresista republicana Marjorie Taylor Greene expresó su respaldo a la propuesta de Trump y aseguró que presentará un proyecto de ley para formalizar el cambio de nombre.
“Es una idea patriótica que refuerza nuestra identidad como nación. América debe liderar en todo aspecto, incluso en cómo nombramos nuestras propias aguas”, comentó Greene a través de sus redes sociales.
IMPACTO ECONÓMICO Y ESTRATÉGICO
El Golfo de México es crucial para la pesca, el transporte marítimo, y la extracción de petróleo y gas, sectores que generan miles de millones de dólares para las economías de los tres países. El cambio de nombre podría implicar ajustes en mapas, documentos oficiales y acuerdos internacionales, lo que generaría cuestionamientos sobre los costos y la viabilidad de implementar esta medida.
Mientras tanto, analistas advierten que el anuncio podría interpretarse como una acción unilateral que no considera la soberanía compartida de los países que colindan con el golfo. La propuesta de Trump añade un nuevo capítulo a su agenda política, prometiendo generar debate en los próximos días.