En medio del sacudón que enfrenta la industria mexicana del mezcal por la ampliación de su Denominación de Origen (DO) a estados ajenos a sus raíces históricas, un retador inesperado entra en escena: el cocuy venezolano. Este destilado artesanal, hecho con 100 % agave cocui, emerge con fuerza desde las tierras semiáridas del estado Lara para posicionarse como un producto de exportación capaz de competir —y eventualmente desplazar— a los gigantes del tequila y el mezcal.
Con premios internacionales en sus manos, respaldo legal en forma de Indicación Geográfica Protegida (IGP) y una narrativa de resistencia cultural, el cocuy se perfila como la bebida que podría cambiar el mapa del agave en América Latina.
MIENTRAS EL MEZCAL ENFRENTA UNA CRISIS DE IDENTIDAD
El mezcal mexicano vive hoy una fuerte polémica: el Consejo Regulador del Mezcal aprobó la ampliación de su DO a más de 10 estados fuera de Oaxaca, lo que ha generado tensiones entre productores tradicionales, defensores del terruño y críticos que acusan una “mercantilización del origen”. Esta expansión amenaza con diluir la autenticidad del producto, abrir paso a procesos industriales masivos y dejar de lado las raíces indígenas de su elaboración.
En contraste, el cocuy venezolano está yendo en la dirección opuesta: apuesta por el origen, la trazabilidad, el oficio artesanal y el respeto por una planta endémica, el Agave cocui Trelease, que no crece en ninguna otra parte del mundo.
EL COCUY: UN LICOR QUE DESTILA RESISTENCIA
A diferencia del tequila y del mezcal, el cocuy venezolano tiene un pasado de persecución. Fue ilegalizado en 1954 por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y tildado de licor marginal durante décadas. Solo en el siglo XXI comenzó su reivindicación: en 2005 fue declarado Patrimonio Cultural de Venezuela y en 2025 recibió la IGP como “Cocuy Larense”.
Este reconocimiento exige que el licor sea elaborado por maestros cocuyeros con al menos 10 años de experiencia, utilizando procesos ancestrales sin químicos ni fermentos artificiales. Cada botella debe estar firmada y numerada, garantizando su origen y autenticidad. Una estrategia opuesta a la expansión territorial descontrolada que enfrenta hoy el mezcal.
LA APUESTA POR LA CALIDAD SOBRE LA CANTIDAD
México ha convertido el tequila y el mezcal en gigantes globales. Solo el tequila genera más de 4.000 millones de dólares al año. Pero esta industrialización también ha generado críticas por pérdida de sabor, procesos automatizados y agotamiento ambiental del agave azul.
El cocuy, en cambio, no ha sido industrializado, y eso se ha convertido en su ventaja. Productores como Cristóbal Sánchez (Verdor) y Héctor Pineda (Siki x 2) defienden un enfoque 100 % artesanal que prioriza el sabor, el origen y la sostenibilidad. Para extraer un litro de cocuy, se necesitan hasta 20 kilos de agave cocui maduro, cultivado por una década en condiciones extremas de clima y altitud.
PREMIOS QUE HABLAN
El cocuy ya no es un secreto escondido en los montes larenses.
Ha ganado medallas en:
New York International Spirits Competition
London Spirits Competition
Concours Mondial de Bruxelles
American Distilling Institute (ADI)
China Wine & Spirits Awards
La marca Verdor, por ejemplo, fue reconocida en EE.UU. como el mejor destilado internacional de agave, superando incluso a mezcales oaxaqueños y tequilas premium.
VENEZUELA BUSCA CONVERTIR AL COCUY EN UN PRODUCTO DE EXPORTACIÓN
El gobierno venezolano ha apostado por el cocuy como símbolo de una nueva economía no petrolera, y ha comenzado a apoyar su expansión legal con normativas como la Ley para la Protección y Promoción del Agave Cocui (2023).
Aunque aún quedan muchas barreras por superar —burocracia centralizada, falta de laboratorios, altos costos de permisos, ausencia de financiamiento rural— el avance legal y organizativo en torno al cocuy lo coloca en una posición sólida para ingresar a los mercados internacionales como un producto de origen exclusivo, ecológico y culturalmente legítimo.
¿PODRÍA EL COCUY DESPLAZAR AL MEZCAL?
Hoy más que nunca, el mercado de destilados valora la autenticidad, el relato detrás de la botella, el proceso artesanal y el respeto al origen. La crisis de identidad del mezcal —provocada por su expansión comercial sin control territorial— abre una grieta que el cocuy podría aprovechar.
Mientras algunos mezcales comienzan a parecerse entre sí debido a la estandarización, el cocuy ofrece una experiencia completamente diferente: notas ácidas, ahumadas, cítricas, con toques de canela, aceituna, caramelo y tabaco. Un perfil organoléptico que está conquistando jueces y paladares exigentes en el exterior.
UN PRODUCTO DE LUJO CON SELLO DE PUEBLO
El cocuy larense tiene algo que el mercado global desea cada vez más: un origen imposible de replicar. No es una moda ni una copia; es una tradición que sobrevive pese a la represión, la pobreza rural y la indiferencia del Estado.
Ahora que cuenta con respaldo legal, premios y organización territorial, puede convertirse en la próxima joya del portafolio de destilados premium.
EL COCUY NO QUIERE IMITAR, QUIERE SUSTITUIR
Mientras el mezcal se diluye en su expansión, y el tequila se estandariza bajo el peso del mercado global, el cocuy venezolano se fortalece desde lo local, desde la raíz. No quiere parecerse a sus vecinos mexicanos. Quiere superarlos con autenticidad, sabor y rebeldía.
Y quizás, muy pronto, en los bares de Nueva York, Berlín o Tokio, no pregunten por un mezcal o un tequila… sino por un Cocuy Larense, claro o reposado, firmado por un maestro cocuyero de Siquisique.
Si México hizo del tequila una potencia global, ¿por qué Venezuela no podría hacer lo mismo con su cocuy?
Con información de RT