La justicia de Guinea-Bisáu condenó este lunes a cinco individuos a 17 años de prisión tras ser detenidos en septiembre de 2024 a bordo de un avión privado con 2.6 toneladas de cocaína. Entre los implicados se encuentran dos ciudadanos mexicanos, un ecuatoriano, un colombiano y un brasileño. Quienes fueron capturados en el Aeropuerto Internacional Osvaldo Vieira cuando la aeronave, proveniente de Venezuela, aterrizó en territorio africano.
EL TRASIEGO: UNA OPERACIÓN INTERNACIONAL
El avión, un Gulfstream IV, llevaba la droga oculta en 78 paquetes dentro de la cabina de pasajeros. Este operativo involucró a agencias de seguridad de diversas partes del mundo. Incluyendo la Agencia de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), la Policía Judicial de Portugal, la Fuerza Aérea de Colombia, Interpol y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
África occidental se ha consolidado como un punto estratégico para el tráfico internacional de narcóticos, una ruta que conecta a Sudamérica con Europa y Oriente Medio. De acuerdo con las autoridades de Guinea-Bisáu, la región ha sido utilizada durante años para introducir estupefacientes de contrabando.
EL NEXO DE LOS CÁRTELES MEXICANOS CON ÁFRICA
El caso evidencia la creciente presencia de los cárteles mexicanos en África. Según la DEA, desde el año 2000 organizaciones como el Cártel de Sinaloa han expandido sus operaciones al continente africano. Utilizando países como Sudáfrica, Nigeria, Mozambique, Ghana y Senegal como puntos clave para el tráfico de drogas.
Este no es un hecho aislado. En julio de 2024, dos mexicanos fueron detenidos en la provincia de Limpopo, Sudáfrica, tras ser descubiertos en un laboratorio de metanfetamina. Estos incidentes confirman que los grupos delictivos han diversificado sus rutas y operaciones para maximizar sus ganancias en el comercio de estupefacientes.
UN ESFUERZO CONJUNTO PARA COMBATIR EL NARCOTRÁFICO
Por otra parte, la detención de los cinco tripulantes y el decomiso de la droga representan un logro significativo en la lucha contra el narcotráfico global. Sin embargo, también subraya los desafíos persistentes. Las autoridades internacionales han advertido sobre la necesidad de fortalecer la colaboración entre países y organismos para frenar el flujo de drogas. Además desarticular las redes del crimen organizado que operan en múltiples continentes.
Y es que, Guinea-Bisáu, considerado un “estado puente” para el tráfico de drogas, enfrenta una presión constante para reforzar su sistema judicial y su capacidad de respuesta frente al narcotráfico. Con estas condenas, el país envía un mensaje de firmeza ante una problemática que trasciende fronteras y afecta la seguridad mundial.
Finalmente, este caso, además de ser un golpe a las operaciones de los cárteles, pone de manifiesto la necesidad de seguir investigando la relación entre los grupos criminales de América Latina y las redes de tráfico en África. Sin duda, una conexión que sigue creciendo y evolucionando en el escenario global.