Desde 1983 el 5 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Mujer Indígena, en honor a la guerrera Bartolina Sisa, quien luchó contra la dominación de conquistadores españoles durante la rebelión anticolonial de Túpaj Katari el Alto, al oponer resistencia en defensa de los pueblos originarios de Bolivia, Perú, Chile y Argentina.
Bartolina luchó a lado de su esposo el caudillo Túpac Katar, juntos organizaron la resistencia indígena. Esta valerosa mujer fue asesinada el 5 de septiembre de 1782, fue descuartizada por las fuerzas españolas durante la rebelión anticolonial de Túpaj Katari, por ello se tomó este día para realizar dicha conmemoración.
Es importante reconocer que las mujeres indígenas son los pilares fundamentales para el desarrollo de las comunidades de pueblos originarios. Su trabajo en la esfera familiar y fuera de ésta es el elemento principal para la sobrevivencia y la continuidad de las culturas y sociedades indígenas. Sin embargo no reconocemos su participación como una aportación al desarrollo y progreso.
En la actualidad la participación de la mujer en procesos productivos es más notoria, sin embargo, se requieren más espacios y oportunidades para eliminar las brechas de inequidad nacional como lo refiere la Mtra. Leticia Aparicio Soriano, catedrática e investigadora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), originaria de San Francisco Altepexi, Puebla, México.
La Mtra. Aparicio, pertenece al pueblo nahua de la región del Valle de Tehuacán y nos menciona que hay cuestiones culturales nacionales y locales que ponen en desventaja la participación de las mujeres, “las profesionistas siguen siendo pocas, el papel colonial que han jugado las escuelas ha provocado un rezago respecto al acceso a la educación”.
Lo anterior derivado de una política no pertinente, por ello nos dice que “se debe seguir trabajando para fortalecer la vida de las mujeres indígenas, para que se hagan independientes y que tengan sus propios recursos económicos”, a la par “promover oportunidades reales y ofrecer una educación de calidad, culturalmente pertinente, educación de acuerdo a las cosmovisiones de los pueblos, para lograr promover sus propias formas de desarrollo”.
Para Inocencia Arellano Mijares, originaria de la comunidad O´dam de Durango y egresada de la Maestría en Estudios Amerindios de la Universidad Autónoma de Querétaro, en el sistema educativo se ve un avance significativo, se observa entusiasmo en las mujeres por aplicar para obtener una beca y continuar con sus estudios de posgrado, sin embargo hay muchos estereotipos que transformar en nuestro Estado.
A 35 años de realizarse esta conmemoración, la voz de la mujer indígena ha logrado alcanzar más eco, su presencia reclama el respeto a sus derechos y para lograrlo es imprescindible que la mujer mestiza y la mujer indígena se vean como una misma.
