Por: Juan José Ibañez
Hola mis queridos lectores deseo que este sea un domingo inolvidable para todos. El día de hoy quisiera platicarles de un tema histórico que, como saben, a mí me gusta mucho, en esta ocasión se trata de la vida de Ignacio Allende. Creo que siempre que pensamos en la Independencia de nuestro país, pensamos en muchos de los personajes que participaron en ella, pero en realidad no conocemos su vida, lo que hicieron y los logros de su lucha, y por qué los recordamos después de tanto tiempo.
Ignacio Allende nació en San Miguel el Grande, hoy San Miguel de Allende, Guanajuato el 21 de enero de 1769, y fue uno de los iniciadores de la Independencia de México. Nuestro personaje era un criollo (hijo de papá y mamá españoles, pero nacido fuera de España) de familia adinerada. En 1795 ingresó por vocación en el ejército, donde recibió una sólida formación y obtuvo el grado de capitán en 1797. En el cantón de Jalapa, Ignacio Allende conoció a otros criollos con los que compartió sus ideales políticos de descontento contra el gobierno español.
A finales de 1809 el Gobierno virreinal descubrió una gran conspiración en Valladolid (hoy Morelia) e intentó desmantelar el movimiento independentista, pero Allende estableció contacto con una ramificación importante en Querétaro, en la casa del corregidor Miguel Domínguez y su esposa, Josefa Ortiz; Allende pudo avisar a Miguel Hidalgo y Costilla, quien decidió adelantar la rebelión; estaba iniciando el movimiento de independencia por la oportuna intervención de Allende, de otra manera, los hubieran reprimido.
En la madrugada del 15 al 16 de septiembre de 1810 se convocó a todo el pueblo a toque de campana para tomar las armas. Un gran contingente de criollos e indígenas marcharon hacia San Miguel, y en Atotonilco el cura Hidalgo adoptó el estandarte con la Virgen de Guadalupe como insignia.
El 28 de septiembre de 1810 tomaron Guanajuato, los insurgentes, incontrolables, asaltaron la alhóndiga de Granaditas y asesinaron a los españoles junto con sus familias. Ello causó que Hidalgo y Allende se enemistaran entre sí.
Partidario de una guerra militar y no de las acciones guerrilleras que le gustaba usar a MIguel Hidalgo, Ignacio Allende propuso entonces ocupar la ciudad de México; pero, ante la perspectiva de otra matanza, Hidalgo decidió retroceder. Mucha gente se iba uniendo a la lucha de los insurgentes conforme avanzaban, pero también es cierto que no todo fueron triunfos y victorias y los dirigentes de la independencia se comenzaron a dividir.
Tras refugiarse en una hacienda, a Hidalgo le quitan el mano del ejército y este se dividió en dos: uno que partió de Michoacán con Ignacio López Rayón, y otro que partió hacia el norte con Hidalgo y Allende para pedir ayuda a los Estados Unidos, Allende fue aprendido en Acatita de Baján, Coahuila, de ahí fue trasladado a Chihuahua donde lo sometieron a juicio y lo fusilaron, su cabeza fue llevada a Guanajuato y colgada en una esquina de la alhóndiga de Ganaditas.
Los restos de Ignacio Allende descansan actualmente en la columna de la Independencia o Ángel de la Independencia, en la Ciudad de México.
Interesante ¿verdad? Creo que el motivo por el que recordamos a Ignacio Allende es por su participación en el bando independentista luchando incansablemente por ver a su nación libre e independiente de la dominación española, por todo ello es que este hombre es considerado como uno de los artífices de la independencia mexicana y lo recordaremos siempre.
Por ahora es todo. Cuídense mucho y nos leemos en otra ocasión. Adiós.