De hecho, desde 2007, Mario Riestra, entonces organizador del Congreso Mundial Slow Food, buscaba la denominación de “baluarte” (un tipo de protección para el consumo local e impulso a la producción orgánica y buena calidad) para 15 ingredientes mexicanos, entre ellos el chile poblano.
Hoy, los cocineros de México siguen preocupados por la competencia china, y aunque los productores de Calpan y Huejotzingo, en Puebla, han redoblado esfuerzos por llevar sus cosechas a las grandes mesas, los consumidores siguen cayendo en la vieja trampa del “gato por liebre”.
La finada cocinera Patricia Quintana cada temporada emprendía la batalla en pro del campo nacional, y enumeraba en sus redes algunos puntos básicos para poder distinguir un chile poblano auténticamente mexicano de uno chino.
Toma nota:
El mexicano
Tiene la punta alargada.
Es de color verde oscuro brillante.
Posee más sabor y mejor textura.
El chino
La punta es un poco chata.
Su color es más claro, opaco y su textura gruesa.
En sabor y forma se asemeja al pimiento morrón.