La cantante chilena estuvo en su país para promover su nuevo álbum, Norma, cuyo lanzamiento está programado para el 9 de noviembre. Este disco, el sexto de su carrera, apuesta por ser el más ambicioso de su discografía. Fue grabado en una sola sesión en un estudio en Los Angeles, donde todos los instrumentos sonaban de manera simultánea para capturar el registro en vivo. El disco fue producido por Omar Rodríguez-López.
En Norma, Laferte sigue cantándole al amor, pero en un tono más bailable y teniendo como eje una estética conceptual. Al respecto, dijo a La Tercera: “Puse, en diez canciones, distintas etapas de la pareja. Quería hacer un disco cinematográfico. Este álbum es un mapa emocional. Lo terminé muy cansada emocionalmente”.
Al volver a Chile, le preguntaron qué diferencias notaba en su país al día de hoy en relación a como era la vida cuando ella vivía allá. Sobre este punto, la cantante dijo que Chile era mucho más clasista y elitista. Cuando ella empezó a presentarse en shows, hay gente que llegó a decirle que la música no era algo que correspondiera con su clase social.
Según explica, en aquellos años se tenía la idea de que entrar a la industria de la música y hacer una carrera en el medio era un privilegio de unos cuantos. No era fácil para personas como ella, proveniente de un estrato social que no correspondía al de la élite.
Pero, dice, las cosas han cambiado para bien. Laferte percibe que en Chile la gente es mucho más abierta y tolerante. Las oportunidades ya no se reducen a quienes pertenecen a determinado círculo o forman parte de cierto estatus.
Así como el clasismo va siendo desplazado poco a poco, lamentablemente hay algo que perdura: el machismo. Laferte tiene incontables anécdotas sobre situaciones a las que se enfrentó: desde tener que ir muy tapada a una junta para que nadie crea que está coqueteando hasta el temor de decirle que no a alguien con cierto poder, quien pudo haber influido en sus oportunidades de trabajo.
“A todas nos ha tocado. Desde ser juzgadas a callarnos muchas cosas por temor a que no nos crean. Viví situaciones en donde me quedé callada muchas cosas. Sentía que nadie me iba a creer. ¿Y quién es la culpable? Una. ¿Será que uno está dando un mensaje equivocado? Espero que las chicas que tengan ese problema, que lo digan, que no sean como yo que me he quedado callada mucho tiempo por miedo. Ahora no están solas”, añadió.
En algún punto de la conversación le preguntaron su opinión sobre la legalización de la marihuana como una alternativa para frenar la violencia del narco.
“Creo que ese es el camino. En general, con las drogas, no se le debería prohibir nada a nadie cuando no le haces daño al que está al lado. Tienes que poder decidir sobre tu cuerpo. Por eso mismo soy proaborto. Hay que dejar que la gente decida lo que quiera hacer; entonces, sí se acabaría la violencia con respecto al tema de las drogas. A ver: todo el mundo fuma marihuana. Hay que asumirlo”, señaló.
En lo referente a su relación con la marihuana dijo que le cae muy bien y le quita el dolor de espalda. Fuma muy de vez en cuando, pues su ritmo de trabajo no se lo permite. Pero en sus días libres y mientras está en casa, la consume de forma recreativa, para relajarse o ver una película.
Entre otros temas, Mon Laferte hizo una revelación importante: no está segura de querer dedicarse a la música toda la vida, pues su interés por explorar otros caminos es algo que está muy presente. A ella le gusta pintar, y si en algún punto se da la oportunidad, no quisiera quedarse con las ganas de hacerlo.