La investigación, ag, se llevó a cabo en la colonia de macacos rhesus (Macaca mulatta) que habita la Isla de los Monos, fundada en los años treinta para fines de investigación. En la actualidad, más de 1.700 de estos primates viven libremente en la isla.
El equipo de investigadores, liderado por Vincent Savolainen, profesor de biología organísmica del Imperial College de Londres, analizó la frecuencia de comportamiento sexual homosexual entre los 236 macacos macho observados. Descubrieron que el 72% de ellos mantenía relaciones sexuales con otros machos, mientras que solo el 46% lo hacía con las hembras. Este comportamiento parece estar ligado a un aumento en su éxito reproductivo y puede tener, al menos parcialmente, una base genética
“Esto desafía la idea preconcebida de que las conductas homosexuales entre animales disminuyen su capacidad reproductiva. Encontramos todo lo contrario: aquellos macacos machos que tenían más relaciones sexuales con otros machos tendían a engendrar más descendencia”, explica Savolainen.
El estudio también mostró que el comportamiento sexual entre machos puede formar coaliciones que les otorgan una ventaja en el grupo. “Cuando se unen al mantener relaciones sexuales, luchan juntos contra otros machos [con los que no están manteniendo relaciones], accediendo a más hembras y, en última instancia, teniendo más crías”, añade Savolainen.
Además, los científicos pudieron estudiar cómo la genética puede influir en la conducta sexual de los macacos machos. Compararon las secuencias de ADN de las muestras genéticas recogidas de los macacos con sus hábitos sexuales, descubriendo que los factores genéticos pueden explicar el 6,4% del comportamiento sexual observado, mientras que las diferencias restantes parecen deberse a factores ambientales, como la distribución por edades.
“Es la primera vez que podemos demostrar que el comportamiento homosexual en estos animales tiene en parte una base genética”, afirma Savolainen, sugiriendo que este comportamiento podría seleccionarse mediante el proceso de selección natural.
El próximo paso será secuenciar el genoma completo de los macacos para identificar qué genes específicos podrían estar involucrados en esta conducta sexual. “Los hallazgos podrían afectar a la forma en que vemos la homosexualidad entre los seres humanos. Si podemos ayudar a acabar con la estigmatización que rodea al comportamiento sexual entre personas del mismo sexo, sería un resultado positivo e importante”, concluye Savolainen.
