Los insectos, además de sus molestas picaduras y mordeduras, también pueden representar un peligro para la salud de las personas y los animales al transmitir graves enfermedades. Aunque se ha investigado ampliamente la transmisión de enfermedades por mosquitos y garrapatas en diversas regiones del mundo, hay una falta de conocimiento sobre la transmisión de enfermedades por pulgas, piojos, chinches y ácaros, a pesar de que estos artrópodos viven en estrecha proximidad con los humanos, afectando especialmente a las comunidades más vulnerables.
En América Latina, la investigación sobre esta cuestión ha sido limitada, a pesar de que los artrópodos son considerados los animales más peligrosos del mundo, causantes de un elevado número de muertes. En un giro sorprendente, se ha descubierto que los ácaros pueden transmitir graves enfermedades infecciosas a los seres humanos en Chile.
La fiebre rickettsial, conocida como el “tifus de los matorrales,” se ha confirmado en Chile, incluyendo la isla de Chiloé y el continente. Hasta la fecha, se han diagnosticado 150 casos en diferentes regiones del país, lo que indica que la enfermedad se extiende a lo largo de una distancia de 2,000 kilómetros. Los síntomas de la fiebre rickettsial incluyen fiebre alta, erupción cutánea y pueden ser potencialmente mortales, especialmente en su forma grave.
Aunque esta enfermedad es peligrosa, es tratable con el antibiótico doxiciclina, lo que la hace más manejable. La mayoría de las infecciones se han reportado en la población chilena y no han sido introducidas por turistas. La enfermedad ha sido confirmada como endémica en Chile, y se cree que podría estar presente en otros países de América Latina debido a la presencia generalizada de ácaros.
La investigación realizada en la isla de Chiloé, donde se reportó el primer caso, reveló que los ácaros estaban fuertemente infestados con la bacteria rickettsia. Estos ácaros pertenecen a una especie previamente desconocida, denominada Herpetarcarus eloisae.
En total, se han registrado 150 casos de fiebre rickettsial en Chile, y casi todos los pacientes presentaban lesiones cutáneas típicas de la enfermedad y costras en el lugar de la picadura del ácaro. Un hallazgo significativo provino de una investigadora que se infectó accidentalmente durante su trabajo, lo que confirmó que estos ácaros pueden transmitir la enfermedad a los humanos.
Las rickettsias encontradas en los ácaros también representan una nueva especie, que se ha nombrado Orientia chiloensis en honor a la isla chilena donde se descubrieron. El estudio de este patógeno transmitido por ácaros arroja luz sobre una amenaza poco conocida para la salud en América Latina y destaca la importancia de una mayor investigación y concienciación en la región.